Hace más de una década, e incluso en el principio de la anterior, a muchos les parecía una idea excéntrica, peligrosa y alocada trabajar desde casa. Para esas personas ese era un asunto incluso tabú: se le veía mal a las personas que trabajaban de este modo o simplemente no se les contaba como trabajadores. Pero esta época también ha sacudido ese prejuicio y ahora, con las pymes, start-ups y demás tomando la escena, decir que se trabaja ya no es sólo bien visto: es incluso normal. De allí a que no evitemos pensar qué podemos hacer para mejorar el trabajo en casa.

Metas precisas

Uno de los mejores métodos de trabajo, cuando se hace el trabajo en casa, es el de tratar de fijarnos metas precisas dentro de los grandes objetivos que nos planteamos, bien sea en una empresa grande o como freelancers. Nadie dijo que iba a ser sencillo hacerlo, pero nadie dice, tampoco, que iba a ser imposible.

Y esas metas precisas deben quedarnos bien claras, semana tras semana, día por día. Si no lo hacemos así, es muy posible que nuestros esfuerzos se dispersen y que luego no logremos cumplir con todo eso que nos habíamos exigido en primer lugar. Y esfuerzo que no da en el clavo es un esfuerzo que pesa igual o peor,

Respetar nuestro horario

Otro de los métodos que podemos utilizar para mejorar el trabajo en casa está en saber que allí también debemos cumplir un horario, entendiendo que un horario es la disposición temporal que nos fijamos para cumplir con unas labores tan necesarias como productivas.

No le temamos a esa palabra. Pese a que podamos sentir que con el trabajo en casa gozamos de una posición distinta con respecto a un trabajo de alquiler de oficinas en caracas, por ejemplo, nadie ha sido exitoso dejando de cumplir unas cuantas horas de dedicación para su trabajo.

La casa es la casa

Una de las cuestiones que más nos desmotivan al momento de trabajar en casa sucede cuando olvidamos a los límites que separan nuestra vida laboral de nuestra vida hogareña.

Es entonces cuando estamos susceptibles de sentir que no dejamos nunca de trabajar y entonces nuestra casa se torna un espacio difícil, aburrido, terrible, en el que apenas nos provoca estar porque todo nos recuerda a un trabajo, inconcluso o no. Podemos detener esto y dejar de volverlo costumbre si aprendemos a respetar los límites.