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El marxismo es una teoría de fortalecimiento ideológico
Asidero
Los jóvenes marxistas que iniciaron su lucha contra el reformismo a comienzos del siglo XX, recuperaron la dialéctica de la lucha de clases, esencia del primer marxismo, en una dinámica siempre unida a y dependiente de los vaivenes de la revolución. Como había sucedido con Marx y Engels, también ahora fueron los ascensos, estancamientos y retrocesos de la lucha desde justo finales del siglo XIX en Rusia, de 1905-1906 en Europa, de nuevo desde 1909 y 1912, y por fin desde la recuperación a partir de 1916 hasta el estallido de 1917, los que forzaron avances teóricos sustantivos en los que no podemos extendernos ahora. La autonomía relativa de lo teórico, visible a simple vista durante la «paz» o «normalización social», volvió a demostrar su estrecha dependencia de la materialidad de la lucha cuando resurgían las contradicciones, en especial en 1905 y desde 1914.
El desarrollo teórico-político que se estaba logrando desde la época de Mao Zedong, (Tse Tung), no sólo abarcó el conjunto de la obra marxista inicial, sino que también abrió muy fructíferas vías para el futuro, hasta llegar a la China de Xi. La totalidad de la civilización del capital fue sometida a la crítica implacable de la dialéctica en acción, empezando a corregirse errores escandalosos como, por ejemplo, la ausencia casi total de Nuestra América en la izquierda revolucionaria europea hasta la Internacional Comunista. Pero, muy significativa y premonitoriamente, en el área en la que menos se avanzó y en la que más rápidamente se retrocedió después, fue en la concerniente a la dialéctica marxista, pese a los meritorios esfuerzos de Lenin, Trotsky, Rubín, Deborin, Pashukanis en cierta forma, o de Rosa Luxemburgo con alguna debilidad en su visión de la dialéctica, o de Plejanov en sus primeros años, aparte de Lukács, Korsch y poco más.
De entre las varias razones que explican este retraso, resaltamos estas cuatro: una, la dificultad del estudio de Hegel y sus ambigüedades interna que se reflejan en la existencia de un hegelianismo conservador y otro revolucionario; dos, el conservadurismo de la casta académica de entonces, que tenía miedo al Hegel crítico, silenciando esta vertiente; tres, el dominio abrumador del kantismo y del positivismo –y de los economistas vulgares burgueses- en el mundo político-sindical y cultural, en la ideología dominante; y cuatro, los ingentes obstáculos que debía superar el primer marxismo en la popularización de la dialéctica, y el error mismo de no intentarlo hasta bastante tarde, como lo reconoció Engels. En un momento crucial de entrega política, vemos cómo el stalinismo desnaturalizó la dialéctica de Carlos Marx
.La evolución de Lenin al respecto es paradigmática, porque muestra tanto el potencial creativo de su método propio de pensamiento, como las limitaciones que los sucesivos contextos de lucha de clases ponían a ese potencial. En sus primeros textos, hasta Materialismo y empiriocriticismo de 1908-1909, existe en él una brillante capacidad de penetrar en la dialéctica real, material de las luchas concretas, que coexiste con una visión filosófica bastante pobre de la dialéctica marxista. Sin embargo, este libro de 1908, injustamente tratado y que la ciencia crítica valora cada día más, ya tiene una base heurística muy dialéctica, ascenso que se verá confirmado a pesar de sus límites en el textito Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo de 1913: Lenin cita a la filosofía materialista, a la dialéctica, y a las aportaciones de Hegel como constitutivas de la primera fuente del marxismo, siendo la ley del valor la segunda, y la tercera, la organización política independiente del proletariado.
La debacle de la II Internacional con la guerra de 1914 le lleva a Lenin a autocriticarse en todos sus errores e incapacidades. En ese 1914 se sumerge en múltiples estudios entre los que destaca nada menos que la lectura de Hegel de manera sistemática. Lenin termina los Cuadernos filosóficos en 1916, llegando a una conclusión impactante: sin leer la Lógica de Hegel es imposible entender El Capital por lo que muy pocos marxistas entendían esa obra basal. Desde esta visión, es totalmente coherente la insistencia postrera de Lenin en que, por todos los medios, se enseñase la dialéctica a la juventud, al proletariado, al pueblo trabajador soviético.
Los Cuadernos fueron publicados en 1933 por lo que hasta ese año se ignoró esa verdad descubierta por Lenin. Aun peor, los Grundrisse, que según Rosdolsky ahorran la dura lectura de la Lógica de Hegel, sólo empezarán a ser estudiados con rigor a finales de la década de los ’50. Quiere decir esto, que hasta la mitad del siglo XX sólo se tenía una visión muy superficial y mecánica del marxismo porque sin la dialéctica se desconoce el potencial revolucionario de la crítica radical del valor, del valor de cambio y de la mercancía, la fuerza emancipadora de la teoría del valor-trabajo y de la plusvalía, también se desconoce aunque se sufra el inhumano poder del fetichismo de la mercancía y la urgencia de echar al basurero de la historia ese Moloch que es el trabajo-abstracto…, en suma, sin la dialéctica se cree que el capital es una «cosa» que tiene aspectos buenos y malos de modo que desarrollando los primeros y reduciendo los segundos podríamos llegar a la «sociedad justa». En realidad, el marxismo nos demuestra que el capital es una relación social de explotación que sobrevive como los vampiros, chupando a la humanidad su trabajo vivo para convertirlo en trabajo muerto, en cadenas.
Un ensayo del filósofo francés Alain Badiou, "En busca de lo real perdido", denuncia el uso intimidatorio del concepto de realidad en los medios de comunicación y propone un redescubrimiento de la realidad: el lugar por excelencia donde transformar nuestro presente.
La traducción al italiano del libro ha sido publicada recientemente por la editorial Mimesis [El artículo de Fusaro es de 2016, fecha en la cual hay también una traducción española en la editorial Amorrortu; N.del T.]. Un libro que me permito recomendar a todos, incluso a aquellos que -como es habitual decir- no están dentro del estrecho círculo de los "expertos".
Este es un texto importante por varias razones. Sobre todo, porque es uno de esos raros sabios que, en contra de la tendencia actual, hablan de "realidad real" y no de abstracciones des-historizadas o de otras filosofías. Entre las muchas categorías desarrolladas por Badiou en su libro hay una que considero particularmente fructífera y digna de análisis y meditación. Actúa, por así decirlo, como basamento de todo el texto y justifica su título. Es la categoría del uso intimidatorio del concepto de realidad.
Todos, imploramos por la libertad
En esencia, Badiou sugiere que el único concepto de realidad que nuestro tiempo parece poder permitirse es coercitivo, intimidatorio o, como él mismo afirma, terrorista. Badiou habla explícitamente de la "dictadura de un concepto de lo real como intimidación". Y, de hecho, en el contexto del mundo histórico actual, el término "realidad" se utiliza cada vez más explícitamente de forma intimidante y opresiva, como base terrorista de una imposición que, al petrificar el devenir histórico, niega la posibilidad de alternativas respecto a lo que realmente es.
Bajo estos criterios, el presidente Nicolás Maduro Moros debe enfocarse para manejar la situación de nuestro país y alejar del gabinete a quienes no cumplieron con el libro originario de Chávez, denominado Azul y que descifra los códigos de trabajos económicos que debían ejecutarse, la finalización del programa del ferrocarril y abastecer los centros de distribución de alimentos para el pueblo y respetar el Plan de la Patria, en cuanto a la empresa privada llamar a una reflexión cierta al empresariado.
"No tendrás otra realidad que esta", nos repiten obsesivamente los programas de televisión y los medios periodísticos. La realidad, por lo tanto, se entiende como una presencia dada y no transformable, una tal que agota dentro de sus límites la idea misma de posibilidad. Con la consecuencia obvia, nada neutral, de que a la realidad uno debe adaptarse, ajustarse, conformarse: que sea como es, sin tratar nunca de transformarla con vistas a un futuro diferente y mejor. Es, al examinarlo más de cerca, el sueño realizado del poder y su aspiración de permanecer eternamente hegemónico.
Al dejar de ser concebido como un lugar de posibilidades y de devenir, es decir, como un proceso histórico ligado a la actividad humana, lo real es degradado ideológicamente al rango de pura dimensión de datos que reabsorbe masivamente lo posible en lo efectivo, el futuro en el presente. La realidad se convierte así en una jaula, una prisión que no permite las vías de escape.
Frente a esta visión dominante de lo real, Badiou propone un redescubrimiento de lo real perdido, es decir, de la realidad concebida como praxis, como historia y como posibilidad: por tanto, como susceptible de transformación. No me detendré en sus argumentos. Me limitaré a decir que, si se metaboliza en el desierto postmoderno de hoy, la invitación de Badiou a cambiar nuestra visión de la realidad nos permite lograr, a la manera de Spinoza, una fecunda intellectus emendatio, desnaturalizar lo existente y desestructurar la ideología de la no-modificabilidad del presente.
Conceptos que los chinos han manejado muy bien en el campo cibernético. La industria y la expansión de su capital en relación al yuan y al dólar. Es decir, permite que el sentido de la posibilidad transformadora mediada por el tiempo y la acción vuelva a brillar. El pensamiento de lo posible es hoy el único pensamiento posible verdadero. Contrariamente a las perspectivas de realismo intimidatorio, que resuelven lo virtual en lo efectivo, la realidad no es lo existente, sino esto mismo junto con las posibilidades que tiene en sus tramas.
Chávez y el che Guevara, manejaron esta verdad con suma certeza.
Aunque en la región latinoamericana, la transición violenta comenzó en Colombia, con el entrecruzamiento de violencia económico-anónima y violencia político-destructiva, esta obra demuestra que México ha ido más lejos con el capitalismo necro-político, por sus aceleradas formas de acumulación por desposesión con base en la política de muerte y la economía criminal. La descripción de la coyuntura mexicana durante las décadas en que se impone esta acumulación militarizada necro-política es tan escalofriante como verídica en sus consecuencias para los millones de mexicanos que han sufrido una catástrofe humanitaria, con fuerzas armadas de las más letales del orbe, con miles de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, con desplazamientos internos y fuera del país.
Luego Venezuela, donde miles de jóvenes se han ido del país y otros se fueron al mundo extra terrenal por la justicia del gobierno marxista de Nicolás Maduro Moros. Es el único que gobierna férreamente junto a Evo en Bolivia y, ahora piensa sumarse Cristina Fernández