¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Asi Sera escriba una noticia?
Hasta 2004, las tragamonedas estaban prohibidas en Córdoba, como en buena parte del país. Hoy funcionan en casi todas las provincias. Por día, se apuestan $ 2, 5 millones en las tragamonedas
Hasta 2004, las tragamonedas estaban prohibidas en Córdoba, como en buena parte del país. Hoy funcionan en casi todas las provincias.
En Córdoba, hace 10 años la Provincia convenció rápido a 17 ciudades para que aceptaran sumar este “atractivo”, que les llevaría visitantes y un ingreso extra a las arcas municipales.
Algo varió. En los últimos años, ya no hay pueblo o ciudad cordobesa que acepte sumarse a esa lista. Algunos intendentes se dejan entusiasmar, pero la resistencia social e institucional les pone frenos.
En realidad, de cada 100 pesos que juegan sus vecinos en las slots , apenas cuatro quedan en las arcas municipales. Los 96 restantes se los llevan Lotería y la privada CET. Salvo algunos sueldos, ¿cuántos recursos quedan entonces en la ciudad y cuántos se van del circuito económico local?
No es cierto, además, que los turistas sean el grueso de los apostadores. Para nada. Dos evidencias: la recaudación global es casi igual durante todo el año, y hasta en las ciudades turísticas es muy parecida en las temporadas alta y baja. Son entonces los propios vecinos los que más juegan.
La mayoría de los apostadores pertenecen a los sectores sociales de menor poder económico. A ellos apuntan las slots , con fichas de bajo costo y salas abiertas durante 20 horas por día, para que cada uno deje allí el vuelto o bastante más que eso.
Las ya “tragabilletes” crecen en todo el país. Hay que dar demasiadas volteretas para explicar que gobernantes que se dicen progresistas o que se muestran como defensores de los más humildes promuevan en esta y en otras provincias, como a nivel nacional, y de la mano generalmente de empresas ligadas a los negocios del poder, este tipo de juegos que apuntan a estrujar a los que menos tienen.
Ya no es un Estado que regula el juego. Es un Estado que lo promueve.