¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Tonyarc escriba una noticia?
Maestros y maestras latinoamericanos del sector publico padecen de enfermedades mentales a partir de los 15 años de servicio
Es impredecible el curso que de una u otra manera pueda tomar la historia social de la humanidad, no obstante, es fácil determinar por la ley de causa efecto, acción y reacción (Ley de la causalidad universal) que elementos pueden incidir en esta evolución y de que forma. La educación, por lo general, se considera un factor básico para la transformación y evolución de la sociedad y la historia humana, no obstante, no se da la debida importancia al sector educativo, ni mucho menos al personal humano que compone este sector.
La sociedad actual exige mucho de nuestro magisterio, pero a cambio, le da poco o nada. Los gobiernos se muestran apáticos ante la situación en que viven y se desenvuelven los profesores y profesoras que entregan sus vidas y esfuerzos para educar, para enseñar contenidos que muchas veces ni ellos mismos entienden; así que para enseñar deben auto enseñarse con escasos o ningún recurso externo, teniendo como único instrumento para el autoaprendizaje, su propio intelecto y su capacidad de crear.
En estos procesos intelectivos de aprender por deducción, con a veces un diccionario y los simples textos que se elaboran para el uso de los estudiantes como únicos auxiliares, la mente sufre, el cerebro se cansa, se deshidrata y juega tretas al cuerpo, encaminando al maestro por las vías de alcanzar la senilidad precozmente.
Estos genios sacerdotisados sufren mientras sirven, multiplicidad de carencias:
· No viven en casa propia, pagan altos costos de alquileres y cuando no los pagan es porque viven arrimados en casa de sus padres u otro pariente o sus viviendas propias, las cuales no construyeron, compraron o obtuvieron gracias al gobierno
· Se desplazan a sus lugres de trabajo a pie o pagando transporte.
· Desarrollan sus actividades interactuando en un medio viciado por la mala política, por la delincuencia y en medio de sociedades indigentes que deben enganchar la moralidad y la ética en un armario para poder sobrevivir, sumándose a la cultura del engaño, a la prostitución, a la venta y reventa de estupefacientes y armas, a la trata de blancas y muchas veces al robo, atraco, secuestro y asesinato por encargo.
Ante un ataque determinado, el atacado tiende a buscar refugio; un ratón perseguido por cualquier depredador se refugia en su cueva, así cualquier persona que sufre cualquier tipo de violencia busca también su refugio: quien sufre la indolencia de un mal pago, de la falta de trabajo y por ende de la necesidad y la carencia económica y alimentaria, entre otras cosas, se refugia en la lucha por la subsistencia, las adicciones, en la delincuencia o simplemente, si su cerebro no resiste, se entrega a la locura, a la esquizofrenia y crea como escape su propio mundo y su imperio personal. Una persona sometida a la constante influencia negativa del alcohol, la droga, los vicios; estando permanentemente en interacción constante con las tentaciones de la prostitución y las ofertas eróticas, termina, si no es atendida y auxiliada a tiempo, cediendo su autocontrol y entregándose a la práctica de todo lo ya citado o al disfrute del producto de ello.
Todo maestro y maestra de los suburbios corre todos esos riesgos y está sometido a esas y todo tipo de presiones en cualquier sector en que labore y de ello no escapan aquellos que enseñan a los de clase alta o media, aunque es evidente que dichas presiones son mas fuertes en los lugares de la indigencia, allí donde desde su nacimiento las personas conviven y se capacitan en los haberes de las malas costumbres, el sexo depravado, las adicciones y demás, allí sirven nuestros maestros y maestras de Quisqueya.
· Cobran salarios pírricos que deben agradecer como si se tratase de regalos inmerecidos, que a la par, también cargan de descuentos e impuestos inexplicables: se cobra la seguridad social, el impuesto sobre la renta, el seguro de vida, el seguro médico, auxilios y viviendas y otros; sin embargo, no se les auxilia beneficiándolos con viviendas dignas, se les brindan malos servicios médicos, aunque los pagan más caro que en clínicas y hospitales públicos y mientras son tratados como “lo que sobra, ” nunca se les explica como se gasta lo que se les descuenta, ni se les toma en cuenta al tomar decisiones que le afectarán directamente, tomando como excusa, el hecho de que una representación de los maestros de la corriente del partido de turno fue informado acerca de la toma de cual o tal decisión.
¿De qué nos sirven mes y medio de vacaciones si para ahorrar hay que quedarse en casa solamente recibiendo la carga de información negativa de los medios de comunicación o simplemente, pensando que hacer para rendir los chelitos, o reflexionando en que forma costear la educación universitaria de los hijos que ya terminaron la educación media, pero que todavía dependen de nosotros?
Tomarse un descanso con la familia en un centro vacacional o en un resort resulta sumamente caro y tomado a crédito, dicho servicio supondría una deuda que se tornaría en otro gran dolor de cabeza, sumado al pago de la luz, el teléfono, el agua y los enseres que debemos a la cooperativa creada para servirnos, pero que se sirve de nosotros.
Luego se dirá: “Quien así habla es un inadaptado social”…el pretexto de los políticos, funcionarios y burócratas para detractar y descalificar al que dice la verdad con conciencia y razón.
Por las razones antes citadas, no sería difícil comprender porqué los maestros y maestras padecen de desordenes emocionales y trastornos psicológicos, y porqué son tan altas las estadísticas que reportan la locura de los maestros y maestras y las neurosis que los afectan, más los escándalos que los envuelven por actos a todas luces irracionales, la cantidad de decesos de maestros por ataques cardiacos, depresiones y estrés; no sería difícil comprender porqué casi el 90% de los maestros se hallan inscritos como morosos en los archivos de datos crediticios y porqué no todos califican para obtener tarjetas de créditos, ni prestamos bancarios.
En la medida que una circunstancia, objeto o estimulo definido afecta la vida orgánica del ser, en esa medida son afectadas en su relación con la vida activa, la vida volitiva y la vida afectiva del mismo. Un estimulo negativo puede procrear o dar a luz el odio, el desgano, el desencanto, entre otras cosas que se reflejan en la acción del ser, asumiendo una conducta detractora e insoportable, haciendo, por ende, su voluntad, una voluntad medalaganaria e imprecisa.
Hay que tomar en cuenta que el cerebro es uno de los tantos órganos de la gran maquina biológica que es el cuerpo humano y que como cualquier pieza de una maquinaria cualquiera se puede deteriorar, se puede dañar con riesgo de no poder repararse.
El cerebro es la principal herramienta del maestro; allí construye él las estrategias para poder dirigir y coordinar la forma en que sus estudiantes alcanzaran el desarrollo cognitivo. Cabe preguntar ¿Qué mantenimiento da el usuario a este órgano de la máquina magisterial? (Llámese usuario al gobierno de turno, representado en la persona de la secretaria de estado de educación y sus autoridades y además los congresistas que deben legislar acerca del sistema educativo).
La verdad es que no hay más incentivo que el poder colaborar al sostenimiento mínimo de la familia con el pírrico pago de un sueldo que siempre esta por debajo del costo de la canasta familiar y con el cual hay que pagar el alquiler de la vivienda (renta), transporte, medicina, útiles escolares, alimento, calzado y vestido, entre otras cosas.
¿Dónde queda el descanso?
¿Dónde queda el esparcimiento?
¿Dónde queda la tranquilidad, la paz y el sosiego?
El maestro tiene que endeudarse para poder tener un propio transporte y una propia vivienda; debe endeudarse para poder vestir adecuadamente y para ello tiene que cohibirse de las diversiones, el esparcimiento y el descanso. La palabra comodidad no aparece en el diccionario del profesor y su futuro financiero es incierto.; no puede, como los funcionarios políticos, invertir en acciones, ni en cédulas hipotecarias, ni mucho menos echar a caminar una empresa propia, pues sus recursos apenas dan para comer y anualmente vestir, dado que solo con el doble sueldo puede gastar en zapatos y ropaje. ¿Y el sueldo 14? ¡Bien gracias! ( me refiero a un supesto bono aprobado por ley en el congreso de La Republica Dominicana que consistiría en el pago de un salario extra a cada empleado para ayudarle a costear los gastos de estudios de sus hijos, pero que solo ha quedado en el papel y en la actual reforma constiutcional, aparentemente relegado al olvido)
La computadora u ordenador del maestro es fiada, o sea, la compró a crédito por medio de un programa que organizó para él su propio gobierno, envolviendo al profesor en otra deuda y haciéndole caer en el gancho de tener que pagar un aparato al triple de su costo en el mercado, con el agravante de que si sufre daños el computador, entonces hay que pagarle a un técnico su reparación, dado que los contratistas de la SEE los estafan cuando se requiere reparación técnica o programación de la PC; mientras tanto el gobierno mantiene su discurso de que hay que reducir la brecha digital y se da el lujo de regalar laptos a los pobres estudiantes de algunos barrios que entran a las aulas conociendo más de informática que los propios maestros, dado que aquellos bultos que se donaron para que fuesen repartidos entre los profesores y que contenían laptos para cada uno, se les entregaron solo con papel y lápices; supongamos que no fue así; ¡Pero carajo! ¡Comienza la reducción de la supuesta brecha digital por medio del magisterio nacional! ¡Sabemos bien que para eso sobran recursos!
Si muere el maestro, no se sabe si va al cielo o al infierno, porque supongo, que en cama de convaleciente reflexiona en sus últimos momentos y descubre que perdió su tiempo, sacrificó su vida y ahora maldice, porque no sabe la suerte que correrá su familia después de su deceso.
Si muere el maestro, no se sabe si va al cielo o al infierno, porque supongo, que en cama de convaleciente reflexiona en sus últimos momentos y descubre que perdió su tiempo, sacrificó su vida
Mientras es así, minimamente descrita, la vida de los profesores y profesoras, los políticos nuestros que reciben altos salarios, transporte, viáticos y dietas por hacer nada más que proponer leyes muchas veces inútiles y hacer que el estado pierda millones en recursos por medio de la sustentación de secretarías de estado duales, cargos ficticios y pago de grupos parasitarios que cobran sin hacer nada.
Se legisla a favor de niños, niñas y adolescentes; se legisla a favor de la mujer, se crea una supuesta ley de seguridad social, cuya existencia aprovecha el presidente para burlarse de los trabajadores pobres, llamándolos burócratas; sin embargo se deja de lado a quien tiene la responsabilidad de lograr que esas leyes sean bien aplicadas, que la sociedad sea cada vez mejor y más conciente, se deja de lado al maestro.
Se crean planes de pago a personas que no trabajan y se incentiva con ayuda financiera a padres pobres e indigentes para que estos manden sus hijos a las escuelas, haciendo entender que para que el padre asuma su responsabilidad de enviar sus niños a recibir educación hay que pagarle, mientras olvidan incentivar adecuadamente al sacerdocio magisterial que es quien recibe la carga de educar, enseñar o como se dice modernamente, coordinar el proceso de construcción del conocimiento en aulas inadecuadas y superpobladas.
¡Cuantos códigos! ¡Cuantas leyes! ¿Pero dónde esta el código de protección a maestros y maestras?
El profesor recibe sobre si todo el peso de la carga social; su sacerdocio le obliga a sufrir y llorar por las necesidades de otros y esto con impotencia; el maestro lleva sobre si todo el peso de la carga moral; cada cosa que hace o dice, como lo hace y como lo dice le es tomado en cuenta; sin embargo tiene derecho a vivir como persona normal y no puede; es victima y mártir, puesto que recibe sobre si las culpas de los otros.
El baño de pueblo y de indigencia que a diario se da le obliga a compartir de manera indirecta las malas costumbres cultivadas por los pobres para sobrevivir.
Sufre su cerebro igual o más que el cerebro de los otros, porque las influencias del medio son por lo general más fuertes que la voluntad propia.
El maestro pierde el sueño, se hace alcohólico y aunque rara vez, puede caer en drogadicción, sufre xenofobia o se hace pedófilo.
Desarrolla odios, apegos y temores, mientras sufre el castigo indolente, no solo del gobierno, sino también de la misma sociedad a la cual sirve:
Le critica la prensa y los más connotados comunicadores del medio le tildan de vago e irresponsable, magnificando por lo regular sus más mínimos errores, mientras encubren grandes crímenes y corrupciones de los funcionarios públicos, religiosos y personas influyentes.
El profesor ve la inmoralidad y tiene que callar ante ella; se delinque en su presencia y tiene que tragar en seco; debe sufrir callado las provocaciones y seducciones eróticas de niños, niñas, hombres y mujeres de todas las edades para no correr el riesgo de recibir represalias y por conservar intacta la imagen de persona moral. Está obligado a recibir directrices, resoluciones y supuestas estrategias pedagógicas creadas por grupos que ni conocen a los grupos sociales ni han percibido sus verdaderas realidades.
Todo este cuadro que pinto me lleva a concluir en lo siguiente:
Tanto la sociedad civil, la sociedad común como el gobierno central deben prestar humana atención al magisterio nacional, motivando una legislación a su favor que no se enmarque fundamentalmente en aumentos irreales de salario, sino en la completa seguridad social del maestro.
Es necesaria una legislación que abogue por el sostenimiento y mantenimiento de la salud mental, psíquica y social de los maestros y maestras; es necesaria una legislación que asegure a profesores y profesoras su estabilidad emocional e intelectual; es necesario que se pongan en ejecución programas tendentes a la dotación de vivienda, vestido y transporte para dignificar la imagen de maestros y maestras; es necesaria una legislación que ofrezca tranquilidad y protección al maestro y a la maestra, una legislación que le permita saber que sus hijos, esposa o esposo tendrán su futuro asegurado en caso de fallecimiento del profesor o profesora.
El gobierno subsidia la irresponsabilidad e incentiva la cultura de recibir sin trabajar cuando paga a padres y madres para que envíen sus hijos a las escuelas ¡Claro que esto es una manera de asegurar los votos de la reelección, acción, por cierto que no es privativa del gobierno de turno, pues es seguro que otro que venga seguirá el mismo camino.
El gobierno paga salarios exagerados a sus funcionarios, a su congreso, su poder legislativo y a su poder judicial ¿Por qué no subsidiar a la par que a estos, también, la estabilidad psicosomática y financiera de los maestros y maestras?
Todo maestro debería recibir de las manos de su gobierno su propia vivienda, su propio transporte, su propia computadora y no amparado todo eso en créditos que le causen más dolor de cabeza y le representen mayor carga de la que ya llevan; debería tener el beneficio de conectarse a la Web de forma gratuita para que se actualice y pueda educar de acuerdo a los avances científicos y tecnológicos de estos tiempos; debería trabajar un máximo de seis horas diarias para tener tiempo que invertir en la preparación de planes y estrategias de aplicación en posteriores procesos.
Conozco mil maneras de probar que con un mínimo de inversión y sacrificio se podría proveer de vivienda a todo el magisterio nacional.
Todo maestro y maestra debe tener un chequeo periódico a su psiquis que permita la detección a tiempo de cualquier tipo de insalubridad mental o desvío, un chequeo que sea realizado por psicólogos y psiquiatras experimentados y que sean conocedores de la realidad social, cultural y económica que envuelve el entorno en que estos interactúan y se desenvuelven, deben estar concientes de los riesgos que ellos corren a diario para que puedan entender sus temores y determinar las razones de su estrés para lo cual se hace sumamente necesaria la creación de un departamento especial de salud mental en La SEE. El psiquiatra del maestro debe estar al servicio del profesor, no del sistema; su puposito debe ser cuidar la salud mental de este, no el evitar a toda costa que el maestro se jubile o se pensionen obtenga licencia, que ha sido hasta hoy el propósito de los dignísimos psiquiatras del SEMMA. Todo maestro con trastorno emocional, psicológico y nervioso debería ser puesto en retiro con la garantía de recibir la atención merecida por el sacrificio realizado.
Todo maestro y maestra debería tener educación y re-educación constante, una universidad en el propio centro que labora, recibiendo monitoreo directo y automatizado.
Ya lo dije, acción trae reacción; un maestro bien motivado y atendido puede aumentar considerablemente su rendimiento; todo maestro de salud mental completa y bien tratada podría resistir con fiereza las malas influencias del medio social; todo maestro bien capacitado, con todas sus necesidades cubiertas y sin preocupaciones nunca cederá a manipulaciones de ningún tipo, para él no habrá color, ni bandera, ni partido en su accionar y decidir. ¿Partido? ¿No será ese el motivo por el que nos mantienen marginados? Ahora que recuerdo, ese era el método que utilizaban los griegos para mantener idiotizados a sus soldados y esclavos; en lugar de alimento, vestido y comodidad les daban alcohol, así siempre dependerían de aquellos que les mantenían la adicción. ¡Cuidado, políticos! ¡Ya algunos hemos despertado! Ya no es la era cuando los soldados estúpidos se lanzan a la batalla por la motivación de las palabras bonitas e idiotizados por los efectos de la droga, ahora lo hacen por la necesidad de mantener un empleo, un empleo que por cierto, los obliga. “Dulce y decoroso es morir por la patria” ¡Mis timbales! Con un sistema como este, ya no se puede morir, afirmando: “Me llevo la satisfacción del deber cumplido” o “En esto hay que servir por vocación, no por retribución” ¡Ajá! ¡Con vocación se come, se viste, se paga transporte y se costean los estudios de los hijos!
Una causa positiva atraerá efectos positivos.
Debe resultar vergonzoso para el gobierno de cualquier país que los gremios magisteriales tengan que acudir a todo tipo y método de lucha para que se les mejore el salario o se atiendan sus necesidades más perentorias; esto es muy mala señal, indicación clara de que lograr el trato merecido para el magisterio de estos gobiernos establecidos en base a la cultura de la mentira, las falsas promesas, la trampa y el clientelismo está muy cuesta arriba.
¡Les reto, Políticos, háganme serrar la boca sin mandarme a matar. Legislen a favor del Magisterio Nacional con verdadera conciencia patriótica y lo agradecerán sus hijos que son nuestros alumnos y lo agradecerán los hijos de sus hijos, pues dignificar al magisterio sería encausar por el mejor camino el futuro de la patria.