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En sus declaraciones revela un interesante comentario de Barack Obama en su primera reunión con el G-20 y hace una valoración sobre el papel de los países emergentes
Sobre Luiz Inacio da Silva "Lula" ya he hecho algunas apreciaciones en crónicas anteriores, y no he comentado el final de su mandato, ni su papel ante la "Comisión de la Verdad" por parecer algo obvio y a la vista de todos, a diferencia de otros mandatarios no ha movido un sólo dedo para prolongar su mandato.
Lula deja el listón muy alto a la persona que le suceda en la presidencia de Brasil, y al resto de presidentes de América Latina, por su excelente gestión al frente del gobierno, por su talante democrático, por su forma de ejercer el liderazgo de los países del cono sur.
En contraste con su talante, abierto, pragmático y dialogante, vemos actitudes desaforadas, incontinencias verbales, vacíos injustificados y porqué no decirlo, cierta mediocridad.
Lula ha sabido llamar a todos, para remar y achicar agua cuando el barco parece hundirse, poner calma en el desconcierto y exigir responsabilidades a cada marinero.
A Lula la crisis no le pilló con el paso cambiado
Lo ha hecho dentro y fuera de su país, con modestia, sin aspavientos, sin grandes declaraciones de intenciones, sin acusar a nadie, sin amenazas, con la autoridad moral que recibe de su buen hacer en la política nacional y en la internacional, lejos de la arrogancia, y sin presumir de su condición de hijo del proletariado.
Gracias a Lula, comprendemos mejor el papel que debe jugar los países emergentes y el peso específico de América Latina, otra cosa es la actitud cicatera y mediocre de sus pares.
En su entrevista con la BBC Internacional, Lula hace una serie de comentarios dignos de reflexión por parte de otros políticos americanos.