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Los Tics y su repercusión

28/06/2011 09:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Los Tics y su repercusiónPosiblemente conozcas algún caso de una persona cercana que padezca uno o más tics , o que incluso seas tú mismo el que los sufre. Lo cierto es que se trata de un trastorno que, aunque no pueda ser calificado como grave en la mayoría de los casos, sí que resulta muy molesto para la persona que los experimenta, afectando diariamente a muchas áreas de su vida.

Los tics en sí mismos son movimientos rápidos, involuntarios y no rítmicos , y que pueden consistir tanto en movimientos musculares como en vocalizaciones. Así, la persona puede desde parpadear sin desearlo, girar el cuello o sacar la lengua hasta carraspear, toser o gruñir. Mención aparte merece el llamado trastorno de la Tourette , una variedad del trastorno por tics en la cual existen múltiples tics motores como los comentados anteriormente, y donde además se dan vocalizaciones complejas como puede ser el uso de palabras obscenas de forma incontrolada (coprolalia).

La duración de los tics suele ser de unos pocos segundos, y una vez iniciados suelen ser difíciles de interrumpir . Aunque puedan parecer incontrolables, las situaciones más estresantes suelen desencadenarlos rápidamente, mientras que si la persona está relajada puede lograr disminuirlos con mucho esfuerzo. Es curioso mencionar que durante el sueño desaparecen , lo cual puede hacernos pensar sobre la importancia de la activación del organismo en su aparición.

No están del todo claras las causas que los provocan, aunque sí parece seguro que están fuertemente relacionados con la tensión emocional y la ansiedad . Suelen comenzar ya desde finales de la primera infancia (entre los 7 y los 12 años), y se habla de un posible componente hereditario en su aparición.

Otra hipótesis nos habla de una excesiva sensibilidad de los receptores de dopamina en los ganglios basales de estas personas, un neurotransmisor y una zona cerebral muy relacionados con el movimiento. Al bloquear estos receptores, los síntomas mejoran.

Entre las alternativas terapéuticas para abordarlo destacan sobre todo aquellas relacionadas con el área de la modificación de conducta, amén de las farmacológicas. Así, hablamos del entrenamiento en relajación muscular, la saciación y la inversión del hábito .

Con la primera de ellas pretendemos que la persona aprenda a relajar ciertas partes de su cuerpo, algo que le ayudará a combatir la tensión que predispone la aparición del tic.

La segunda no es más que tratar de repetir voluntariamente el tic un número elevado de veces, hasta el punto de producir agotamiento en el individuo. Con ello logramos que la persona asocie ese estado de extenuación con la no realización del tic, favoreciendo su desaparición.

Finalmente, la inversión del hábito consiste en enseñar a la persona una conducta incompatible con el tic, por ejemplo bostezar cuando aparecen los tics faciales o cantar cuando aparecen los vocales. Así logramos sustituir el molesto tic por otro gesto que nada tiene que ver con él, lo cual nos ayudará a eliminarlo.

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foto| Photostock


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somospsico.com
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Reportaje
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