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Quien pese a todo su conocimiento sepa convertirse en un niño para verlo todo con ojos nuevos, aún reconociendo aquello que ve como otra cosa distinta, logrará hechos portetosos
Cada uno de nosotros posee un rótulo y, además, se lo cree.
Es como si hubiéramos conformado nuestra personalidad y carácter sobre la base de unos patrones que son inamovibles.A veces incluso caemos en el error de tamizarlo todo en base a un estadio emocional determinado( el depresivo todo lo ve negro y para el optimista nunca pasa nada nefasto).
Ver con otros ojos implica hacer un esfuerzo por mirar las cosas no desde un prisma lógico y establecido, sino como lo haría un niño.Así, un botánico en un bosque verá un roble, un pino, abedul, etc., mientras que un niño sólo verá árboles que son diferentes unos de otros, que poseen distintas estructuras, pero no se sabe de memoria la altura media del árbol, ni el fruto que da, etc.Tiene pues la capacidad para sorprenderse, para mirar con ojos nuevos, para hacer de cada visión un elemento interesante.
A veces las casualidades vienen de la mano de pequeños detalles o señales.De pronto un día encontramos unas fotografías antiguas y no percibimos conscientemente el rostro de un antiguo compañero de escuela.Nuestros ojos lo han visto, pero nuestro cerebro ha pasado por alto la información.No hemos sabido ver la fotografía como si fuera la primera vez que está ante nosotros, ni tampoco nos hemos preguntado el motivo de haberla encontrado.De pronto, al día siguiente, cuando estamos esperando un autobús, aquella persona que vimos en la imagen baja del vehículo y nos saluda. " ¡ Qué casualidad !-decimos-.Precisamente ayer vi una foto en la que aparecías tú".
Y cuando se produce el hecho la visión viene a la memoria, pero no anotamos dicha circunstancia porque no pensamos que quizás pudo ser una señal del destino.De nuevo, hemos perdido una oportunidad.
A veces no conviene dejarse llevar por la primera impresión.Sirva como ejemplo que los padres de Albert Einstein pensaban que su hijo, en la infancia, era retrasado mental.De pequeño era distraído y conflictivo, absorto y extraño.A los siete años hablaba con gran dificultad y a los nueve le costaba responder coherentemente a sencillas preguntas.Sin duda la mente del genio ya estaba sumergida en otras cosas.
Ramón Casanellas fue uno de los anarquistas que ametrallaron al presidente del gobierno Eduardo Dato (1856-1921) desde una motocicleta en el año 1921.
Casanellas consiguió huir a Rusia y una vez instaurada la República regresó a España.Hasta aquí todo correcto, pero lo curioso del caso es la causa de su fallecimiento: pereció precisamente en un accidente de moto cuando circulaba por la zona de Montserrat.
¿ Estamos en condiciones de aprovechar estos estados mágicos a nuestro favor ? ¿ Quiere el destino o una entidad superior comunicarnos algo a través de ellos ?
Julio Verne viajó a la luna, lo hizo con la imaginación a través de su novela en la que apreciamos interesantes datos casuales, como si de un viaje en el tiempo se tratase.Julio Verne escribió su novela De la tierra a la luna en 1865. Y sus " casualidades " con un siglo de anticipación son realmente sugestivas:
La nave de Verne se llamaba columbiad, la real, columbia, el peso de ambas era similar.
En la novela de verne el seguimiento de la nave se hacía desde un telescopio gigante, cuyas dimensiones y diámetro coinciden con el gran telescopio de Monte Palomar.
Para Verne el viaje se realizó a 40 mil kilómetros por hora.La nave de la NASA alcanzó los 38.500.
La guinda la coloca Verne en su aterrizaje: en el oceáno Pacífico, sólo a 4000 kilómetros del lugar en el que aterrizó el columbia real.
¿ Casualidades todo esto ?, pues no lo sé, pero me pararía a pensar si de verdad existe un efecto boomerang para cada cosa que vamos haciendo en la vida. Yo por si acaso procuraré sembrar el bien, no vaya ser que al final la siembra se recoja.
Saludos de Aryatara.