¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Diasporaweb escriba una noticia?
Entre 1986 y 1988, se estimaba la población de lobo en España entre 1.500 y 2.000 ejemplares, en 290 manadas. Todo Plan de Conservación es objeto de encendidas discusiones. No solo los ganaderos son los culpables sino también los cazadores y el propio gobierno central
Las informaciones de radio y televisión en España, terminada la guerra civil, se ocupaban del lobo siempre que la guerrilla de esos días, anarquista y comunista, se movía. Entonces, sobre todo en invierno, se hablaba que la guardia civil había hecho una batida de lobos. Eran los años 44 o 45. Una noticia ocultaba la otra. Pero la disolución del maqui antifranquista no fue sólo por la ofensiva de la guardia civil, ya que en ello hubo circunstancias políticas como la falta de medios económicos que los políticos se negaban a facilitar. Muchos de sus integrantes murieron o fueron detenidos por la guardia civil (lo que en muchos casos supuso igualmente la muerte), otros escaparon.
En el año 1952 se produjo la evacuación de los últimos contingentes del maqui a Francia o Marruecos. El final del maquis lo marcan las muertes de Ramón Vila en 1963 y de José Castro en 1965. Aún hubo cenetistas que resistieron en Cataluña ya en los 50. Desde esos años, quienes aún resisten en el monte, negándose a elegir entre la muerte o el hambre es el lobo. Las autoridades siguen pagando por la piel de lobo, previa presentación y marcaje. Y así hasta el año 1971 en que el lobo dejó de ser ilegal. Ahora la lucha es exclusivamente por la supervivencia.
El lobo característico de España es el lobo ibérico (Canis lupus signatus), una especie que ya está legalizada y no considerada una plaga en España. Actualmente se considera como una especie protegida, cuya población se estima en 1500-2000 ejemplares que se distribuyen en su mayoría por el cuadrante noroccidental, especialmente en Castilla y León, Galicia, Cantabria y Asturias.
Muy presente en la mitología, el lobo es un animal que evoca un gran simbolismo de caracteres contrapuestos. En la mayoría de casos, el imaginario social lo ha asociado a las tinieblas, una bestia de los infiernos llena de pecado, engaño, y violencia
Otras ideologías, en cambio, han visto en él un símbolo de sociabilidad, eficacia, fuerza, inteligencia y la nobleza. El aullido del lobo es uno de los sonidos más evocadores y poderosos de la naturaleza.
Durante siglos los lobos han sido perseguidos y cazados en todo el mundo, con un total de 12 especies de lobos extinguidas hasta ahora, porque cazar lobos todavía es legal en la mayoría de los estados de Asia, América del Norte, Europa y Rusia, siendo considerado por muchos como un deporte.
Afortunadamente, los ecologistas, amantes de los animales y protectoras siguen luchando para proteger y defender los derechos de los lobos. Muy emotivo fue el caso en el que miles de ciudadanos donaron casi 10.000 euros para salvar a dos ejemplares de lobos que iban a ser subastados con fines cinegéticos.
Los lobos se aparean forman parejas de por vida? Y las madres alimentan a todos los lobeznos aunque no sean suyos, para el amor materno de la lobano hay diferencias.
El control de los lobos para estudiar su comportamiento social no significa que aumenten la caza de estos animales fascinantes
La conservación del lobo no es tarea fácil, porque se siguen autorizando cazas y programas de “control de población” de lobos. Aún así se siguen haciendo esfuerzos para la protección y custodia de estos animales.
Existen algunos lugares destinados a la preservación de esta especie protegida y dedicados a estudiar el comportamiento social natural de los lobos. Con ese fin habilitan reservas naturales para que los lobos y otros animales anden a su aire pero de forma controlada, de este modo se puede observar y entender la dinámica de las manadas de lobos. Aunque si quieres tener una experiencia más auténtica lo mejor es verlos en plena libertad.
No hay nada muchos lobos en plena libertad. Las mejores zonas para hacerlo son Ourense, León o Zamora, los encontramos en menor medida en Asturias y Cantabria. Para maximizar las posibilidades de ver a estos animales en libertad hay que ir a la Sierra de la Culebra.
Hay centros de educación ambiental que organizan jornadas especiales con talleres informativos y excursiones en las que se siguen las huellas de los lobos, y con paciencia se espera a que salgan de sus escondites para observarlos y conocer cómo se comportan en su hábitat.
Tras más de medio siglo de declive de la especie, confinada a Castilla y León, es ahora, justo cuando comenzaba a revivir, surge de nuevo la polémica… ¿lobo sí o lobo no?
Recientemente, el gobierno de Castilla y León terminaba con el periodo de información pública de normativas sobre un nuevo Plan de Conservación que afecta a amplios sectores de población y, como siempre, ha traido mucha polémica. A principios de febrero, las ONG naturalistas SEO/Birdlife, WWF, Ecologistas en acción, Acenva y ASCEL pedían formalmente la retirada del borrador. Se le acusaba de ir en contra de la Directiva Hábitats, de falta de rigor científico en el censo y de utilizar a la caza como medida de gestión de la especie.
Entre 1986 y 1988, el Icona estimaba la población de lobo en España entre 1.500 y 2.000 ejemplares, en 290 manadas.
El anterior Plan de Conservación también fue objeto de encendidas discusiones. Nacido en 2008, establecía que la Administración sólo se haría responsable de los daños al norte del Duero; al sur, el ganadero debería pagar un seguro adicional para cubrir esos accidentes. La Coordinadora Agraria de Castilla y León consiguió un año más tarde anular estas excepciones también al sur del Duero. En 2013, el propio gobierno de Castilla y León intentó eliminar esta sentencia inútilmente
.
Desde 1973, cuando se desarrolló la primera Reunión Internacional para la Conservación del Lobo en Europa. se apuntó, en Estocolmo, la siguiente idea: “El lobo, como todo animal salvaje tiene el derecho a existir en su estado natural. Este derecho no depende de su utilidad para el hombre, y deriva del que tienen todos los seres vivos a coexistir con él como parte integrante de los sistemas ecológicos”. Algo precioso, pero como Kioto, entre complicado e inviable.
Población menguante
Entre 1986 y 1988, el Icona calculaba la población de lobo en España entre 1.500 y 2.000 ejemplares, en 290 manadas. Estos datos se elaboraron en bruto, y a día de hoy, una estima en cuanto a la población efectiva, es decir, el número de adultos que se reproducen, bajaría hasta los 750 animales. Pero lo importante no es tanto el número de efectivos sino si ese número hace viable a la especie tanto genética como demográficamente.
No está clara la eficiencia de la caza para controlar los daños del lobo, ni siquiera que el lobo sea en sí misma una especie cinegética. Uno de los principales problemas en la conservación del lobo y de su convivencia con el hombre es consecuencia de otra de nuestras conductas irresponsables: el abandono de perros de compañía. Hay especies de perros, evidentemente emparentadas con ellos, que también hacen estragos en el ganado y existen estudios que indican que es precisamente para el perro el más aficionado a perseguir a este tipo de presas más “facilonas”.
Tampoco está clara la eficiencia de la caza para controlar los daños del lobo, porque las estadísticas fallan. Para saber si desaparecen los lobos ni siquiera se necesita matarlos si no más bien controlarlos. Por otra parte hay que poner en duda si el lobo es en sí mismo una especie cinegética y si no es posible explorar otras vías de control como los mastines, pastores eléctricos o una mayor vigilancia a los rebaños. Claro que estas medidas son más caras que la caza que, en definitiva, se configura como un ingreso para el estado.
Así las cosas, la pregunta es evidente: ¿queremos pagar para que persista el lobo? Podríamos pagarlo de dos maneras: vía impuestos o vía un justiprecio a la carne criada en libertad, pues los ganaderos, que conviven a diario con el lobo, son los que en primer lugar pagan y son ellos y no otros los que pueden hacer posible su supervivencia. Los ganaderos no entienden eso de que el lobo es una especie en peligro de extinción.
La biodiversidad sufre con todas estas desapariciones a nivel mundial
Cuando nos miramos al pasado, nos preguntamos cómo los lobos han podido sobrevivir hasta la actualidad. Estos animales fueron cazados en gran escala desde principios del año 1500. Y que ahora el que haya armas más modernas como el fusil de repetición o de mira telescópica y eso no ha hecho sino empeorar la situación. Antaño algunos de estos animales en ciertos lugares se cazaban para servir de alimento para las personas, e una mayoría se cazaban por sus pieles.
Se estima que en el siglo XIX, más de un millón de lobos murieron innecesariamente en todo el mundo . Tal vez sorprenda saber que en Estados Unidos nada favorecía al lobo. En 1919 se inició una campaña en contra del lobo, y se asesinaron legalmente miles de ellos. Esto siguió hasta que en 1942 se decidió que era necesario terminar estas matanzas.
Aun así, los daños estaban ya hechos y se habían reducido drásticamente un enorme número de lobos, así como su hábitat natural. En EE.UU. los lobos no han sido todavía capaces de recuperarse a pesar de que los programas de protección y los esfuerzos por la conservación de estos animales se estén haciendo bastante bien algunos lugares.
Actualmente muchas especies de lobos siguen en peligro de extinción. Para muchas personas, los lobos no son tan importantes como algunos otros animales en la misma lista o las mascotas. Esto hace que sea aún más difícil conseguir la financiación adecuada para cubrir los costos de los esfuerzos por conservar y proteger a los lobos.
En el año 2009 tanto en Montana como en Idaho se retiró la protección de los lobos que habitan en estos lugares. Ahora es legal cazarlos en determinados períodos del año, pero en la mayoría de los lugares sigue siendo ilegal su caza. Las personas lo hacen de todos modos, y los siguen matando de manera ilegal, los envenenan, les ponen trampas, o les disparan para cazarlos.
A veces es difícil determinar la causa de muerte de un lobo en el momento en que le encuentra muerto. Con frecuencia no se hallan restos de veneno en su cuerpo, pero en caso de positivo, es muy difícil probar de dónde vino. Porque lo que suele ocurrir es que el hombre envenena a otro animal, y lo coloca en un lugar ad hoc para que el lobo lo encuentre, se coma sus restos y se envenene. Esta técnica puede matar a una manada completa en muy poco tiempo, y también es una forma dolorosa de morir. Además, no siempre son los lobos los que encuentran estos animales envenenados, por lo que cuando se usan estas técnicas puede ocurrir que sean otras especies las sacrificadas.
Para protegerlos en cualquier parte es necesario hacer entender a las personas que los lobos son también parte importante de la naturaleza. Cambiar la mentalidad de la gente sobre estos animales es importante. El sacrificio de estas especies da paso hacia la extinción. La protección de su medio natural es importante. Estos animales tienen que tener suficiente comida y territorio para ser capaces de sobrevivir sanos y salvos.
Existen muchas organizaciones que se dedican a ayudar a las poblaciones de lobos. También existen programas que ayudan a reintroducir al lobo en los lugares en los que vivieron en otros tiempos, pero luego se extinguieron. Estos programas han tenido éxito en muchas áreas, incluyendo Parques Nacionales como Yellowstone. A pesar de esto, en la actualidad, muchas especies de lobos siguen estando en graves peligros.
El fin de la biodiversidad: El alarmante declive de tigres, leones, lobos o tiburones está causando catastróficos efectos en los ecosistemas de la desaparición de grandes depredadores.
Se ha llevado a cabo la recreación de un ecosistema en el Parque de Yellowstone EEUU (Science).
Los errores cometidos por el hombre en los ecosistemas provocan cambios en la vegetación y la llegada de especies invasoras. Se observa que han aumentado los incendios forestales y las enfermedades infecciosas. También la caza desorbitada y la pérdida de hábitats por la acción humana son causas que motivan esta situación.
24 investigadores que forman parte de este estudio concluyeron, tras examinar la situación de un amplio abanico de ecosistemas terrestres, marinos y de agua salada, que el descenso en la población de los depredadores en todo el mundo es mucho mayor de lo que hasta ahora se pensaba. Este declive afecta ahora a muchos otros procesos ecológicos en la naturaleza, pues la pérdida de los depredadores tiene graves consecuencias para otras especies vegetales y animales.
Graves consecuencias para el hombre que es el principal perjudicado por esta pérdida, una situación que presumiblemente se agravará en los próximos años ni no se toman drásticas medidas para proteger a estas especies.
James Estes, profesor de Ecología y Biología evolutiva de la Universidad de California (EEUU) y autor principal, recuerda que hubo una época en la que los grandes depredadores estaban presentes en todos los rincones de la Tierra. Fueron ellos los que modelaron las estructuras y las dinámicas de los ecosistemas.
Su declive, causado en gran medida por la caza y la fragmentación de sus hábitats, está teniendo graves consecuencias para otras especies. Entre ellas, los autores de esta investigación destacan cambios en la vegetación, introducción de especies invasoras, aumento de incendios forestales, de la contaminación y de enfermedades infecciosas. Asimismo, está afectando a la calidad de agua y modificando los ciclos de nutrientes en la cadena alimenticia.
La sexta gran extinción, en marcha.El estudio destaca, además, que la desaparición progresiva de los depredadores está contribuyendo decisivamente a la sexta gran extinción en la historia de la Tierra, que según advierten los científicos, está en marcha.
William Ripple, investigador de la Universidad del estado de Oregón (EEUU) y coautor de este estudio, asegura que ahora han encontrado "pruebas demoledoras" que demuestran que los grandes depredadores son tremendamente importantes en el engranaje de la naturaleza, "desde las profundidades de los océanos a los picos más altos de las montañas, del trópico al Ártico", señala. "El colapso de estos ecosistemas ha alcanzado un punto en el que ya no sólo resultan afectados los lobos o ciertas especies de árboles, la deforestación, el suelo o el agua. Estos depredadores y procesos protegen, en última instancia, a los humanos. No se trata sólo de ellos, sino de nosotros", advierte Ripple.
Los investigadores, pertenecientes a 22 instituciones de seis países, señalan que históricamente se ha valorado poco cómo afectan los grandes depredadores a otras especies. Con frecuencia, los procesos ecológicos se centraron en estudiar una determinada especie vegetal o animal en un área pequeña, por lo que no se apreciaban los cambios que se estaban produciendo en la naturaleza.
Uno de los estudios citados en esta investigación se centró en analizar el efecto de la pérdida de lobos en el Parque Nacional de Yellowstone (EEUU). Cuando los lobos desaparecieron, la población de alces aumentó. También cambió su comportamiento, puesto que ya no tenían miedo de alimentarse de árboles jóvenes, como el álamo temblón, que se encontraban en zonas en las que antes solían ser atacadas por lobos. Sin estos animales al acecho, la población del álamo temblón y de sauces se vio muy afectada. También se redujo la población de castores. Con el regreso de los lobos, la zona volvió a restablecer su equilibrio.
En la investigación se mencionan muchos más casos que muestran el importante papel de los depredadores en los ecosistemas. En África, por ejemplo, la reducción de leones y leopardos provocó la explosión en la población de una especie de babuino ('Papio anubis') que transmite parásitos intestinales a los humanos que viven en las proximidades.
El declive de tiburones, tan amenazados por la pesca incontrolada debido a sus apreciadas aletas, propició un gran aumento de una especie de raya ('Rhinoptera bonasus') y, con ello, el colapso de las pesquerías de vieiras. Y es que, como señala este estudio, la reducción de los recursos pesqueros es otro de los efectos indirectos causados por la pérdida de estos animales clave en la naturaleza
.