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Laia Sanz no es conocida como la 'Reina del Desierto' por nada. Pocas deportistas hay en el mundo con el pundonor de la española, que tras ganarlo todo en el enduro se pasó al Dakar para seguir brillando. Este de 2021 ha sido el undécimo en el que ha competido, pero sin duda también el más duro.
Ella misma admitía que con llegar a la jornada de descanso se daba por satisfecha. Sanz llevaba semanas tomando antibióticos y medicación fuerte para combatir la enfermedad de Lyme que le detectaron unos meses atrás, y que ella misma confirmó a las puertas de viajar al Dakar. Una caída en el rally de Andalucía le complicó aún más su preparación, pero ella no se ha rendido.
Tanto es así que incluso pese a sufrir físicamente como nunca, ha sido capaz de llegar a la meta de Jeddah y hacerlo, además, en una gran 17ª posición final. Mejora en un puesto el obtenido en 2020.
La tensión acumulada, el dolor físico (y mental) que ha padecido y las propias dificultades del Dakar hicieron que cuando llegó a la meta del último día, todo se le acumulase. Las lágrimas empezaron a brotar bajo el casco, en señal clara de todo lo que ha pasado.
El primero en abrazarse fue su mecánico de confianza, Alberto Jofre, y después con Jaume Betriu (12º final), gran amigo, compañero de entrenamientos y rival en el Dakar con el que ha rodado en bastantes etapas de esta edición.
Images better than words and tags.
Bravo @LaiaSanz_ @dakar ??? pic.twitter.com/Lcg9LU7N2r
? KH7 Sport (@KH7_Sport) January 15, 2021