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La lectura como método de adoctrinamiento

02/01/2012 22:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Existen numerosas maneras de enseñar y tomar experiencia aunque uno de los métodos invariablemente populares ha sido la enunciación de frases concluyentes en la cultura oral de nuestra sociedad

¿Recuerdan cuándo nuestra madre nos decía “más vale pájaro en mano que ciento volando”? Aunque este ejemplo resulte rústico o demasiado simplista, el poder de las citas y refranes ha conseguido que generaciones y generaciones se hayan impregnado de una historia y valores comunes que, en muchos casos, están interiorizados gracias a la repetición de consignas. A medida que nos vamos haciendo adultos, estas máximas no dejan de utilizarse. Muy al contrario, se refinan e intercambian por otras que fueron creadas por pensadores y literatos.

La proposición justa en el momento adecuado

La mayor parte de las frases enunciadas por cualquier mujer u hombre tienen una intención clara tomada de la literatura, del cine o del medio social en el que se mueven. Algunas son como estacas en el corazón del interlocutor y otras sirven para exaltación de las pasiones más profundas. Sin embargo, todas ellas forman parte de un ideario social, del protocolo conductual propio de la civilización.

Son dignos de tener en cuenta aquellos refranes que han trascendido hasta tal punto que se convierten en los estandartes de países enteros. Por poner un ejemplo, en Cataluña dicen que “la pelo es la pela”, se dice de Galicia que nadie sabe si “sus habitantes suben o bajan” por su carácter reservado y de los andaluces que “Llevan mal lo de trabajar”. Estas frases son ejemplos del denominado “efecto halo”, una generalización de toda una población a partir de casos individuales. Lo curiosos es que el poder de estas frases consigue que, en muchos casos, lo que era una excepción se convierta en una regla por sugestión.

Aprendizaje mediante el arte del refrán

La mayor parte de estas citas proceden de las fábulas y cuentos que, desde hace siglos, los juglares incluían en sus cuentos a modo de reseñas o moralejas. Aunque el origen de los más populares es desconocido, mucho han tenido que ver figuras de la literatura como las fábulas de Samaniego en el siglo XIX, las clásicas de Esopo o las fábulas de Campoamor e Iriarte.

Asimismo, los cuentos infantiles también han enseñado a niñas y niños como comportarse en materia de honor, honestidad o bondad. Sin entrar en el debate filosófico que suscitan estas lecturas, lo cierto es que los cuentos infantiles funcionan como una recreación básica de los principios judeocristianos de bondad y maldad encarnados por un protagonista que trata de obtener algo (normalmente el amor o la gloria) y un antagonista que no se lo permite.

En el caso de los actuales cuentos para adultos como son los de Paulo Coehlo, Guy de Maupassant, Lovecraft, Edgar Allan Poe o Jorge Bucay, todos ellos de épocas radicalmente opuestas y de variable calidad o temática, estos van dirigidos a la máxima vital del autoconocimiento y, en algunos casos, hacia la liberación del subconsciente, plagado de monstruos acosadores e indómitos que vagan en el subconsciente humano.


Sobre esta noticia

Autor:
Bayorti (6 noticias)
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Nota de prensa
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