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Adultos y niños con cáncer. Hepatoprotector.Prevención tumores. Aumenta eficacia oncología.Desintoxicación. Protector renal. Cardioprotector y protector en anestesia general.Acción cardiovascular.Diabetes
LECHE DE CARDO MARIANO: BENEFICIOSA PARA VARIAS ENFERMEDADES Y AHORA TAMBIEN PARA EL CANCER
La leche de cardo mariano (LC ) se utilizó históricamente en el tratamiento de trastornos hepáticos y biliares, siendo segura y bien tolerada. Ahora se le presta enorme atención a los posibles efectos beneficiosos en los niños y adultos con cáncer. Así lo sostiene una investigación de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.
La LC es aplicado por profesionales naturistas para enfermedades hepáticas en adultos, a quienes se les recomienda a fin de aliviar la dispepsia, el daño hepático inducido por toxinas, la cirrosis hepática y patologías inflamatorias crónicas.
En los últimos años, las investigaciones evaluaron el efecto de la LC en el cáncer, en niños y en adultos.Se la suele usar como hepatoprotector durante la quimioterapia y como adyuvante del tratamiento antineoplásico convencional. Desde hace poco tiempo, se presta atención a la LC en la posible prevención de tumores.
Sus acciones ejercen efectos citotóxicos sobre ciertos antineoplásicos y aumentan la eficacia de algunos agentes utilizados en oncología.
Desintoxicación
La LC reduciría las consecuencias del exceso de peso, el consumo desmesurado de alcohol y la exposición a esteroides, hormonas exógenas, metales pesados y fármacos, entre ellos, los antineoplásicos.
Los oncólogos ven beneficiosas las propiedades desintoxicantes de la leche de cardo para favorecer el metabolismo de los fármacos, ya que actúan directamente sobre el hígado, principal órgano involucrado en el metabolismo de las drogas.
También depura sustancias tóxicas mediante la estimulación de movimientos intestinales, excreción de orina y sudor. Suele acompañarse con una dieta equilibrada de nutrientes vegetales y fibras. El consumo de cantidades importantes de agua es esencial para eliminar productos tóxicos. Las preparaciones botánicas favorecerían la función del hígado y la regeneración de las células hepáticas.
Hepatoprotector
Los antineoplásicos que con mayor frecuencia originan daño hepático son la dactinomicina, la daunorrubicina, el docetaxel, la gemcitabina, el imatinib, la 6-mercaptopurina, el metotrexato y el oxaliplatino. Los pacientes tratados con estos fármacos acostumbran agregar LC por decisión propia, basándose en la buena reputación del producto. El objetivo es preservar la función del hígado, que debe responder al aumento sustancial de las demandas metabólicas originadas por el crecimiento del tumor, y metabolizar los productos que derivan de la muerte de las células neoplásicas, entre otras funciones.
Protector renal
La congestión renal y la hematuria se tratan con LC desde hace mucho tiempo. Los trabajos en diabetes y en modelos animales de quimioterapia sugirieron un beneficio renal. En un trabajo en personas con nefropatía diabética terminal, se corrigió la deficiencia de grupos tiol, aumentó la activación de las células T y redujo los niveles de factor de necrosis tumoral alfa, con lo cual la función inmunitaria se normalizó. Mejoraron pacientes sometidos a diálisis peritoneal.
CArdioprotector y protector en la anestesia general
La LC podría conferir protección cardíaca en pacientes tratados con quimioterapia. Suele indicarse en pacientes que serán sometidos a anestesia general porque se evita el daño hepático asociado con los anestésicos.
Terapia adyuvante en el cáncer
Los pacientes con metástasis cerebrales, tratados con radioterapia y asignados a ácidos grasos omega-3 y silimarina, presentaron mayor tiempo de supervivencia y un número inferior de radionecrosis. La LC podría incrementar la captación y la acción de los agentes quimioterápicos.
Efectos antitumorales directos
Las mayores expectativas se concentran en el tratamiento del cáncer de próstata, de piel y de colon. Cuando se utiliza LC se logran dosis biológicamente activas.
Disminución de los efectos del tratamiento antitumoral
Los pacientes con cáncer tienen cada vez mayor expectativa de vida, una situación que motiva preocupación por los posibles efectos adversos de los tratamientos antitumorales sobre la salud a largo plazo, sobre todo en los niños. La LC podría atenuar este daño.
Enfermedades hepáticas
Los pacientes que reciben nutrición parenteral o que son sometidos a trasplante de células precursoras, suelen presentar hepatotoxicidad. La aplicación de LC es muy común en combinación con otros hepatoprotectores.
Acción cardiovascular
Los pacientes con cáncer presentan aumento del riesgo cardiovascular después del tratamiento con quimioterapia, en especial cuando ésta incluye antraciclinas. El tratamiento con 420 mg/d de LC en 14 pacientes durante 7 meses se acompañó de descenso del colesterol total y aumento del colesterol asociado con las lipoproteínas de alta densidad.
Diabetes
Esta enfermedad es frecuente en pacientes que tuvieron cáncer. Los estudios clínicos mostraron que la LC podría ser útil en la diabetes asociada con la cirrosis hepática y con el consumo importante de alcohol. La LC podría reducir la resistencia a la insulina y evitaría las secuelas de la diabetes, como la neuropatía y la retinopatía.