Todas las personas, da igual que seamos niños o mayores, debemos reconocer que sentimos cierta satisfacción cuando terminamos un dibujo, lo miramos a una pequeña distancia y lo vemos todo coloreado. Estamos orgullosos, a algunos hasta nos gusta enseñarlo a otras personas y si encima estas nos felicitan o nos hacen comentarios amables, no vamos a negar nuestra alegría.

Para realizar un dibujo y que este refleje sobre el papel el realismo que queremos conseguir, nos ayudamos del color. Así las cosas, si dibujamos un paisaje soleado, recurrimos a los colores vivos y cálidos; en una escena nocturna, preferimos colores más oscuros y apagados.

Por eso, el color también transmite sentimientos y sensaciones: la alegría, la euforia, el optimismo suelen estar acompañados de las gamas más vivas, mientras que la tristeza, la melancolía, la preocupación utilizan otras tonalidades más oscuras.

PINTAR CON LÁPICES DE COLORES

Quienes se acercan al fascinante mundo de la pintura se encuentran con distintas posibilidades o técnicas pictóricas para plasmar sus ideas y sentimientos en el soporte: óleo, acrílico, témpera, acuarela son algunas de ellas. A estas técnicas más especializadas se suele llegar tras pasar por otras etapas previas, consideradas de aprendizaje.

La primera de ellas, y que resulta imprescindible para adquirir los conceptos básicos del arte, es el dibujo, que es el medio con el que los niños y aficionados en general suelen realizar sus primeras obras. En el dibujo, el material de bellas artes fundamental para plasmar color en el papel son los lápices de colores, las habitualmente conocidas como pinturas.

Entrar con niños o niñas a una tienda especializada en bellas artes y dedicar algo de tiempo a contemplar los surtidos que hay expuestos de lapiceros de colores es algo que les fascina y que les resulta muy entretenido.

Los lápices de colores son el material de bellas artes más solicitado por los niños y niñas que están aprendiendo a dibujar

En las tiendas de material de bellas artes disponen de estuches de gran variedad de tamaños y, cuando los vemos, al instante nos entran por los ojos, sobre todo los que pasan del centenar de colores.

Pero algo que hay que tener claro es que el estuche más grande no es el mejor. Los lápices de colores, para que sean de calidad, deben estar hechos con pigmento de calidad. Y esto es algo que se nota enseguida porque permiten realizar un trazo más suave, reflejar un color más intenso y sobre todo porque no se rompen las minas fácilmente.

Los lápices de colores pueden presentar distintas formas, aunque las más generales son las hexagonales y las triangulares. Los de forma triangular son más gruesos y resultan más fáciles de usar, por eso se recomiendan para los niños y niñas que están empezando a dibujar, que muchas veces todavía no escriben con soltura.

Las pinturas hexagonales son más finas y se manejan con más precisión, por lo que sirven para rellenar los espacios más minúsculos de nuestros dibujos.

Por último, hay que saber que en el mercado se pueden adquirir las pinturas en distintos formatos como en cajas de cartón, en estuches metálicos o en cajas de madera. Estas últimas suelen ser las que presentan las colecciones más grandes, ya que se guardan muy bien y no corren peligro de estropearse.

Otra opción que existe es comprarse los colores sueltos, lo que sirve para reponer los colores cuando se van gastando y resulta además una buenísima solución para que poco a poco y sin gran desembolso económico llegar a tener una gama muy variada y completa.