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La lactancia natural del niño pequeño contribuye a criar un niño más sano y feliz, además es un factor que produce múltiples beneficios a escala global en nuestra sociedad y medio ambiente
En esta época, en que se juega el futuro del planeta por el efecto invernadero, debemos plantearnos llevar a cabo acciones simples, económicas y al alcance de la comunidad. Una de éstas, y de honda repercusión, es la lactancia materna que, además, contribuye a formar un ser humano más feliz y saludable.
El amamantamiento produce múltiples beneficios a escala global: ecológicos, sociales, psicológicos, económicos y en la salud infantil. La leche humana protege al lactante de las infecciones respiratorias y digestivas al contener altos niveles de anticuerpos y por otros factores. Estas patologías constituyen la principal causa de morbimotalidad infantil.
La leche humana constituye un ‘ recurso natural renovable que representa la conversión más eficiente de material vegetal a un alimento de alto contenido energético y proteínico, ideal para lactantes’ .
La lactancia materna es la opción más simple, económica y adecuada para el niño pequeño y la ecología
El Impacto ambiental del amamantamiento es igual a cero puesto que no necesita envases ni otros materiales que contaminan y es autosustentable, por lo tanto, la práctica es económica y cuida el medio ambiente, diferenciándose netamente de la lactancia artificial, altamente contaminante.
Además, colabora en el control del crecimiento demográfico.
Concluyamos que, por los beneficios, debemos considerarla la opción más adecuada en un mundo contaminado.
Mientras más nos alejemos de las leyes de la naturaleza, más daño nos haremos a nosotros mismos y a nuestro entorno natural.
Por todo lo mencionado es urgente que volvamos a las prácticas naturales y, entre ellas, la lactancia materna, tan ligada a nuestras necesidades básicas.