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Algunos se empeñan en llamar a la enseñanza por sexos “educación diferenciada”, pero no veo la ‘diferencia’ que existe por ningún lado
JAVIER DYSART
No entiendo el lío que se ha montado sobre la enseñanza en aulas mixtas o por sexos. Algunos se empeñan en llamar a la enseñanza por sexos “educación diferenciada”, pero no veo la ‘diferencia’ que existe por ningún lado, ni ángulo, ni vértice, ni al bies. Bien en un caso o en el otro, cuando el profe explica a los alumnos que 2 más 2 son 4, no veo el factor diferenciador. Por más vueltas y revueltas que doy al asunto, la verdad, no capto el problema. Y mucho menos entiendo el jaleo avivado, que algunos se encargan de agitar y jalear, cuando precisamente las aulas mixtas y por sexos diferenciados (aquí si encaja la palabreja), siempre han existido.
Incluso algunos iluminados en esto de las libertades, de los principios, de la ética, de los factores de discriminación, y de las tonterías supinas que a ‘demócratas’ de siempre se les ocurren sobre la marcha, mantienen el canto de la discriminación, de la exclusión, de las diferencias. No entienden que los padres somos mayorcitos para decidir en nuestra libertad, y si decidimos que nuestros hijos sean educados en cualquiera de los centros habilitados para este fin y que cumplan con la legalidad, nadie tiene que imponer criterios ajenos a esos deseos.
Hasta llegar al Instituto de Bachillerato, yo me eduqué en un colegio de chicos. Tuve el privilegio de recibir una enseñanza de calidad, seria y rigurosa, acompañada de una educación de modos y formas respetuosas. La circunstancia de no estudiar junto a chicas no influyó para nada en mi carácter, ni en mis principios, ni en mi ética ni en mi moralidad. Tampoco adquirí ningún tipo de complejo ni me sentí discriminado, ni traumatizado, ni excluido, ni diferenciado. En la calle, fuera de las aulas, siempre he tenido amigas y amigos en proporción similar. Por el contrario, en el Instituto, cuando ya coincidíamos chicos y chicas en el pupitre, el aprovechamiento de los estudios comenzó a racanear.
Y es que algunos progrepolíticos cuando ven su propia sombra creen que ven fantasmas. Así vamos en calidad de enseñanza
Como los principios y las buenas costumbres hay que conservarlas cuanto se pueda, también mis hijos y mis hijas cursaron sus primeros estudios básicos en colegios con aulas diferenciadas. O sea, ellos a un colegio de chiscos y ellas a uno de chicas. Los resultados, en todos los casos, fenomenales. Ni complejos, ni discriminación, ni exclusión, ni zopencos.
No entiendo el revuelo torticero que se ha levantado por la existencia de colegios de siempre, con aulas no mixtas, y la negativa de algunos politiquillos de nómina negando conciertos a esos centros. Y es que algunos progrepolíticos cuando ven su propia sombra creen que ven fantasmas.
Así nos va en calidad de enseñanza.
Actualmente en España están concertados 60 centros no mixtos, destacando las comunidades de Cataluña con 16, Andalucía con 12, Madrid con 8 y Valencia con 7.