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El fin del que otrora fuera el cuarto lago más grande del mundo comenzó en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando los soviéticos comenzaron a desviar el agua de los ríos que llegaban hasta él con la intención de convertir grandes las extensiones desérticas que lo rodean en campos de algod
Situado en el corazón de Asia Central, el Aral ha perdido el 80 por ciento de su volumen en los últimos 50 años debido a la política agrícola salvaje de la antigua Unión Soviética.
El Mar de Aral, el cuarto más grande del planeta en 1960, es ahora virtualmente un ecosistema muerto, debido a que el contenido de sal en el agua se ha multiplicado por tres en estos últimos 46 años.
La acelerada desecación del Aral comenzó en los años 60, cuando la locomotora del desarrollismo soviético creyó hallar su panacea en el “oro blanco” (el algodón) de Asia Central, sueño perseguido también por Estados Unidos y China.
La imagen de arriba muestra el estado actual del Mar Aral. La línea negra es el contorno de la extensión ocupado por el mar en la década de 1960.
La irrigación salvaje de las tierras adyacentes exprimió los tributarios del mar —Sir Daria y Amu Daria— y ha condenado a este mar a una muerte silenciosa. Actualmente su nivel de agua se ha reducido a la mitad.
La reducción del caudal de agua del Aral ha convertido en desierto una superficie de 11, 580 millas cuadradas en torno a ese mar. Mientras tanto, el aumento del contenido de sal en el agua ha disparado el índice de enfermedades respiratorias e infecciosas.