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Han pasado más de 40 años y es ahora, cuando los españoles se dan cuenta de la farsa bufa que ha estado representando Juan Carlos de Borbón, desde que se entregó a los brazos de Franco cerrándole el paso a su padre como legítimo heredero de la corona
En tiempos previos a la Transición al entonces príncipe Juan Carlos, se le apellidaba “el pelele” precisamente por ser una marioneta elegida por Franco para ser su sucesor, rechazando a su padre Juan de Borbón como legítimo heredero de su padre Alfonso XIII.
Había llegado desde Italia en 1963, para ser reeducado por gentes de la confianza del dictador, que se encargaron de formarle a su imagen y semejanza.
Al ser designado sucesor del dictador en 1969, comenzó a ejercer el papel de figurante o paseante por los pueblos de España, después de haber jurado fidelidad al Movimiento Nacional y sus leyes, es decir a los principios del fascismo español.
Así que nadie había sido engañado cuando el sucesor de Franco designó a Adolfo Suarez como presidente del gobierno y se dio inicio a la llamada Transición.
Y cuando decimos nadie, es nadie, ya que los elementos reformistas del régimen y los partidos de la oposición en la clandestinidad lo sabía perfectamente, la figura del heredero, la figura del Rey era el símbolo de la continuidad, la legitimación del régimen anterior y la garantía de la Transición Democrática.
Todo intento por restaurar la República tendría una respuesta militar y el rechazo de los reformistas del franquismo.
Conocido el Pacto para la Libertad del Partido Comunista de España, en Marzo de 1977, las bases para la nueva Constitución estaban consolidadas, se celebraron elecciones constituyentes y se firmaron los pactos de La Moncloa en una carrera contra reloj a fin de legitimar y consolidar a la monarquía que había sido abolida a principios de siglo y que fue una de las causas del alzamiento militar que causó la Guerra Civil española.
El argumento era simplista, pero convincente para los fascistas, se trataba de cerrar heridas y situar a España en la Europa democrática para poder seguir vivos y no morir aislados del mundo.
Pero no todos estaban de acuerdo, una buena parte de la izquierda del PCE y los nacionalistas vascos, algunos sectores del nacionalismo catalán y gallego, se negaron a aceptar ese “Cambalache” que perseguía dar continuidad al franquismo a cambio de aceptar el juego democrático creándose un sector rupturista, que no participaría en el Referéndum de aprobación de la nueva Constitución.
Se recogieron firmas a favor de un Referéndum Monarquía República, pero los vientos soplaron a favor del Poder, un Poder que estaba formado por la misma gente, los mismos policías, los mismos militares, los mismos funcionarios del franquismo, que ahora contaban con el respaldo y el perdón de los comunistas, los socialistas y los represaliados por el franquismo, a ninguno de ellos le interesaba ese Referéndum.
La Transición sirvió para evitar que los fascistas tuvieran que rendir cuentas en los tribunales
Los primeros porque conservarían sus privilegios, los segundos por que pasarían a formar parte de los privilegiados.
La Transición, escaramuzas aparte, sirvió para instalar y consolidar el bipartidismo y la alternancia en el Poder.
La transición sirvió para el rápido enriquecimiento de los nuevos políticos que pronto inventaron lo que se conoce como puertas giratorias.
La transición dio pie a más corrupción, cuando se vendieron a precio de saldo las empresas públicas, se privatizaron los servicios públicos y se multiplicaron las concesiones públicas en condiciones inconfesables.
Juan Carlos de Borbón no estuvo nunca al margen de estas operaciones, todo lo contrario, fue su principal impulsor y en muchos casos beneficiario de ellas.
A Juan Carlos de Borbón, estos años le han servido para llevar una vida disoluta y licenciosa amparado en la inmunidad con la que fue blindado por sus súbditos, algo impensable para Franco, pero que él se encargó de imponer a los constituyentes.
Hoy a pesar de la atomización del bipartidismo, la monarquía sigue siendo intocable e incuestionable, gracias a la herencia del pasado, el pasado de los primeros y el pasado de los segundos.
Vendrán nuevas generaciones y nuevos tiempos, nuevos cambios que puedan permitir la apertura de un nuevo proceso constituyente, pero de momento esa posibilidad está lejana.
Los herederos del franquismo siguen gozando de buena salud y ahora cuentan con los veteranos de la transición que incluye a muchos de los que en su día estuvieron en la clandestinidad y presumieron de ser la izquierda.
La monarquía española es la fiel demostración de que la tiranía puede mantenerse en el Poder, si se disfraza de democracia.
La monarquía española está amortizada, es hora de la república, esto es lo que deben reflexionar las nuevas generaciones que no se vieron condicionadas por el terror de la dictadura.
Los Borbones han sido expulsados de España en varias ocasiones y volverán a ser expulsados nuevamente…cuándo? ya lo veremos.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro