Un ataque de los shebab somalíes contra policías kenianos dejó varias víctimas el lunes cerca de Garisa, en el este de Kenia, donde los insurgentes yihadistas habían asesinado a unas 150 personas a principios de abril.

Los shebab, que reivindicaron un atentado "exitoso contra las tropas cristianas de Kenia", afirmaron haber matado a más de 20 personas.

Las autoridades kenianas dijeron por su parte este martes que el ataque causó un muerto y cuatro heridos, mientras el ministro del Interior, Joseph Nkaissery, tildaba de pura "propaganda" el balance anunciado por los shebab.

Según fuentes de seguridad, los yihadistas tendieron una emboscada a policías que patrullaban cerca del pueblo de Yumbis, a unos 70 kilómetros al noreste de Garisa, en la noche del lunes.

Los shebab detonaron primero un artefacto al paso de unos agentes y abrieron fuego contra ellos, que respondieron. Cuando llegaron cuatro coches de refuerzos policiales, los yihadistas los destruyeron con lanzacohetes RPG.

Un fuente policial, que quiso guardar el anonimato, explicó que el incidente había ocurrido "en la zona más remota de Garisa, no muy lejos de la frontera con Somalia", justificando así las "dificultades para conseguir informaciones precisas".

- Ofensiva shebab -

El atentado shebab se produjo tan sólo días después de un nuevo despliegue de las fuerzas de seguridad kenianas en la región, que ha sido blanco de varios ataques de esos yihadistas vinculados a Al Qaeda, en los últimos días.

La semana pasada, el pueblo de Yumbis ya había sido sufrido una incursión de los shebab. Según la prensa local, los insurrectos, que iban fuertemente armados, habían entrado a la localidad para dar una lección de islamismo a los habitantes y habían izado su bandera en un cuartel de policía abandonado.

Los yihadistas, que habían reivindicado un mortífero atentado en el centro comercial Westgate de Nairobi (67 muertos en septiembre de 2013), prometieron una guerra despiadada a Kenia mientras no retire a las tropas que los persiguen desde finales de 2011 en la vecina Somalia.

Las regiones del este de Kenia, vecinas de una Somalia que lleva más de dos décadas sumida en el caos, se han convertido en una de las principales dianas de los islamistas, que aprovechan la porosidad de la frontera de 700 kilómetros que separa a ambos países.

Los shebab encuentran un terreno propicio a la radicalización en esa zona pobre, poblada sobre todo por somalíes y swahilis musulmanes estigmatizados.

El área de Garisa sigue siendo inestable desde el ataque del 2 de abril contra la universidad local, donde murieron 142 estudiantes.

Para intentar detener los atentados, las autoridades prometieron reforzar la seguridad e incluso construir un muro en parte de la frontera para impedir las incursiones shebab.

Los analistas se muestran escépticos ante esos anuncios, ya que están convencidos de que las células yihadistas ya están implantadas en Kenia, donde reclutan a combatientes y operan, sin necesidad de cruzar la frontera.

Los observadores denuncian una política keniana contraproducente en materia de contraterrorismo, además de una estigmatización de las poblaciones somalíes y musulmanas que aviva las tensiones.