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Al morir Fernando VII en 1833, Isabel II se convirtió en reina con solo tres años por lo que al inicio de su reinado hubo dos regencias: la de María Cristina, su madre entre 1833 y 1840 y la del general Espartero (1840 ? 1843) hasta que un pronunciamiento dirigido por el general Narváez puso fin al gobierno de Espartero. Las Cortes entonces decidieron declarar la mayoría de edad de Isabel II, para evitar una nueva regencia, que contaba solo con trece años.
Con una educación poco apropiada y con una vida privada que debilitaba su posición, tuvo una política errática y se dejó influir por una camarilla cortesana aunque siempre prefirió los moderados a los progresistas. Su reinado acabaría con la Revolución Gloriosa de 1868, que la llevaría al destierro.
Isabel II, por Madrazo
La primera etapa del reinado efectivo de Isabel II se inició con el gobierno de los moderados, es la conocida como Década Moderada (1844-1854). El conservadurismo de esta etapa queda reflejada en la Constitución de 1845, que aunque se presentó como una simple reforma de la Constitución de 1837, lo cierto es que refleja las teorías del "liberalismo doctrinario", con la sustitución de la soberanía nacional por la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, y con los poderes de la Corona aumentados que podía nombrar ministros, senadores en número ilimitado y disolver Cortes. En cuanto al derecho a sufragio, siguió siendo censitario pero se limitó aún más, pues se necesitaba una contribución mínima de 400 reales para tenerlo, con lo que no se llegaba a un 1% de la población.
La firma en 1851 de un Concordato por el que el Estado español se compromete a mantener el culto y clero y la confesionalidad de la religión católica es muestra de este conservadurismo.
El rasgo político-administrativo de la Década Moderada es la centralización: Alejandro Mon crea un sistema tributario que elimina las particularidades regionales, se crea el Banco de España (fusionando los bancos de San Fernando y de Isabel II, en 1844 se crea la Guardia Civil y en 1845 la Ley de Ayuntamientos, por la que la Corona nombrará a los alcaldes en las ciudades de más de 2.000 habitantes.
La figura política de esta época es el general Narváez, "espadón" del Partido Moderado y Presidente durante casi toda la década. La llegada a la Presidencia de Bravo Murillo en 1852 supuso un intento de reforma de la Constitución en un sentido menos representativo aún y su proyecto de gobierno mediante una especie de "dictadura civil" de técnicos causó malestar entre los espadones, que tuvieron apoyo popular. Esta oposición acabará en "la Vicalvarada", pronunciamiento dirigido por O´Donnell.
Con este pronunciamiento militar en Vicalvaro de junio de 1854, que fue acompañado por el "Manifiesto de Manzanares" de Cánovas del Castillo unos días después, entramos en la siguiente etapa, la del bienio progresista (1854-1856). Isabel II ante los acontecimientos, se vio obligada a llamar al poder a Espartero.
En este bienio es evidente el protagonismo de Espartero, al que siguen los llamados "progresistas puros" y O´Donnell, líder de Unión Liberal, que se había formado por moderados y progresistas transigentes. Esta nueva etapa política solo duró dos años, pero el avance del sistema liberal fue notable.
Se decretó la Ley de Desamortización General (1855), de Pascual Madoz, también conocida como Desamortización Civil, ya que afectaba principalmente a los ayuntamientos aunque también lo hacía a los bienes del clero secular. Con ella se pretendía financiar la construcción del ferrocarril en España. En consonancia con lo anterior, se aprobó la Ley General de Ferrocarriles del mismo año que fijaba el trazado esencial de la red ferroviaria actual y que se financió con capital y material esencialmente franceses.
También se elaboró una nueva Constitución en 1856, (la "non nata" pues nunca entró en vigor), en la que se limitaba el poder de la Corona y se ampliaban los derechos individuales.
Pero en 1856, la Corona, los moderados y la Iglesia, a los que se unió O´Donnell por el desacuerdo con los progresistas acabaron con el bienio.
Se produce entonces hasta 1868 una tercera etapa caracterizada por la alternancia en el poder entre los moderados y la Unión Liberal. En 1856 vuelve al poder Narváez, en 1858 y hasta 1863 gobierna O´Donnell (el llamado "gobierno largo" de la Unión Liberal"), tras lo cual vuelven los moderados con Narváez y González Bravo.
En 1857 se aprueba la "Ley Moyano" que regula la enseñanza y vigente durante un siglo. Pero el rasgo definitorio de esta etapa es la activa política exterior española durante el gobierno de la Unión Liberal, con la que O´Donnell pretendió devolver a España el prestigio exterior con intervenciones en México y la Cochinchina de la mano de la Francia de Napoleón III, y episodios como la Guerra del Pacífico, la efímera anexión de Santo Domingo y la Guerra de Marruecos. Toda esta política se saldó con cuantiosas pérdidas y escasos resultados.
El exclusivismo de los moderados, que impedía la participación en el gobierno a los progresistas, hizo que estos derivaran hacia la conspiración no solo contra el gobierno, sino también contra la Corona. En 1866, progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende, por el que se comprometieron en derrocar a Isabel II, pacto al que se adhirió la Unión Liberal de Serrano (O´Donnell había fallecido) en 1867. El triunfo de la "Revolución Gloriosa" de 1868 llevó al exilio a Isabel II y al comienzo de una nueva época: el Sexenio Revolucionario.