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Es tiempo de regresos. Los capitales que huyeron de los mercados emergentes están volviendo tanto por propia ambición de rentabilidad como así también a consecuencia de la clara muestra de fortaleza que han ofrecido las economías latinoamericanas.
Cada vez queda más en claro que la recuperación que se ha iniciado en la economía estadounidense no se detendrá, aunque no existan demasiadas expectativas de que la misma sea vigorosa. Desde China vienen noticias alentadoras de la fuerza que ha recuperado el crecimiento económico. En el día de ayer, las bolsas asiáticas festejaron lo bien que se encuentra la economía que pretende pelearle el liderazgo regional a Japón.
La posibilidad de nuevos episodios de crisis se encuentra en su nivel mínimo desde iniciadas las turbulencias financieras en el contexto económico global y eso de por sí es una buena noticia para aquellos que deseen apostar por las monedas latinoamericanas.
Con el panorama externo más despejado, las economías latinoamericanas podrán retomar su senda de crecimiento de los últimos años. La economía brasileña arrancó en punta en esta recuperación. La economía peruana promete seguirla, mientras que la economía colombiana todavía debe tener más en claro qué ocurrirá con su relación comercial con la siempre conflictiva Venezuela para saber si se unirá a este pelotón o al que le sigue.
Chile y México tendrán que tener paciencia para que sus economías recuperen la senda del crecimiento, mientras que Argentina y Venezuela serán las economías colistas y las que mantendrán un riesgo no menor de ocurrencia de crisis.
Con este panorama para las economías latinoamericanas, los inversores ya han comenzado a mirar hacia la región. Sobre esta cuestión, el director de investigaciones económicas de Corredores Asociados, Julián Cárdenas entrevistado por América Economía consideraba: "Yo pensaría que los inversionistas retornarían a América Latina, debido a que las cifras de Estados Unidos han mejorado y la gente está pensando que lo peor de la crisis ya pasó".
David Duarte, analista de 4CAST Inc, en Nueva York coincidía con Cárdenas diciendo: "La tendencia es a la apreciación, asumiendo que la aversión al riesgo continúe su paulatino descenso".
En parte por el debilitamiento del dólar y en parte por el flujo inicial de capitales hacia la región, las monedas latinoamericanas ya han comenzado a apreciarse en lo que va del año. La apreciación más pronunciada se dio con el real brasileño que pasó de cotizar a R$ 2, 313 a fines de 2008 a R$ 1, 864 en estos momentos. El peso chileno resultó ser la segunda moneda que más fuerte se apreció (de $ 638, 16 a $540, 25), principalmente producto de la recuperación del precio del cobre. En tercer lugar aparece el peso colombiano que pasó de $ 2.247, 19 por dólar a $ 2.032, 52 por unidad de la moneda estadounidense. Sólo el peso argentino se depreció en lo que va del año frente al dólar estadounidense y dicho comportamiento responde a las dudas que genera entre los inversores su economía, que se vio reflejada en una permanente fuga de capitales. En el caso del bolívar fuerte de Venezuela, la depreciación que observa en el mercado paralelo supera a la del peso argentino y la moneda venezolana se intercambia a 6, 95 unidades por dólar cuando a principio de año lo hacía a 5, 7 unidades por la moneda estadounidense.
La apreciación observada hasta el momento por la mayoría de las monedas latinoamericanas pueden hacer pensar que no existe demasiado margen para que se sigan fortaleciendo frente al dólar. Esta hipótesis se encuentra bastante alejada de la realidad ya que las cotizaciones de las monedas latinoamericanas se encuentran bastante alejadas de los máximos que supieron alcanzar hacia mediados del 2008. La recuperación de las economías de la región y el ingreso de capitales son los fundamentos principales para apostar por la continuidad de la apreciación de estas monedas.
Sobre qué monedas probablemente observen las mayores apreciaciones en la región en lo que queda del año, yo apostaría por el real, el nuevo sol y el peso chileno. La moneda brasileña, podría esperarse que cierre el año por los R$ 1, 70 aunque dependerá de la fuerza con la que el Banco Central de Brasil intervenga en el mercado de divisas. Hasta el momento lo ha podido hacer sin generar presiones inflacionarias, pero a medida que la economía se recupere, el margen de intervención se irá reduciendo. En el caso del nuevo sol peruano, su cotización podrá alcanzar las 2, 8 a 2, 85 unidades por divisa estadounidense hacia finales de año, mientras que el peso chileno puede esperarse, dependiendo de cómo siga la política monetaria del Banco Central y la cotización del cobre, que cierre el 2009 entre $ 510 a $ 520 por dólar estadounidense. También el peso colombiano muestra perspectivas de apreciación, aunque su panorama no está tan claro en vista de las turbulencias en las relaciones bilaterales con Venezuela.
Sobre el peso argentino y el bolívar fuerte, no tengo dudas de que ambas monedas seguirán depreciándose. Ya no quedan demasiadas dudas acerca de que el peso argentino terminará el año por encima de los $ 4 (incluso algunos apuestan a un peso a 4, 4-4, 6 unidades por dólar hacia fin de año). En el caso del bolívar fuerte, si bien la cotización oficial no dejará de observar un debilitamiento (aunque cada vez sufre de mayores presiones para que lo haga), sí lo seguirá haciendo su cotización paralela.
El panorama de las monedas latinoamericanas se muestra bastante claro para lo que resta del año. Hay que apostar por las monedas latinoamericanas.
Horacio Pozzo
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