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Te llamarçe, no lo dudes
-Te llamaré. No lo dudes. Dale a tu madre mis saludos mientras tanto- le respondió al tiempo que guardaba en su maletín la hoja con el número.
La llamó al día siguiente con la única intención de conversar con ella. Estuvieron charlando sobre diversos temas de biología y ambos intercalaban en la conversación, cuando la oportunidad lo permitía, algunas preguntas personales. Convinieron en encontrarse el sábado por la noche en su casa. Ella prepararía los famosos spaghettis y luego de cenar, irían a tomar algunas copas y a bailar.
Tati se esmeró en preparar la cena. Sus padres la compartirían con ellos. Estaba muy entusiasmada. Era la primera vez que preparaba alguna cena para alguien. No era una persona de tener relaciones sentimentales prolongadas. Le gustaban las aventuras y las novedades, por lo que nunca se le había presentado la ocasión de que alguien viniera a conocer a sus padres. Pero esta era una situación diferente. Nunca antes había conocido a un muchacho que viniera de otra ciudad y mucho menos que tuviera lazos de amistad con sus padres.
Se había puesto un sencillo vestido rojo muy ceñido al cuerpo que le asentaba de maravillas, dejando entrever la esbeltez de su joven figura. Los cabellos los había dejado sueltos como era su costumbre y se había maquillado ligeramente.
Cuando Seba llegó se quedó deslumbrado. Lucía mucho más bella que esa mañana en la universidad o por lo menos, esa fue la impresión que le causó.
Traía dos ramos de flores obsequiando uno a cada una de las dos mujeres de la casa.
-No sabes el placer que me produce verte personalmente después de tantos años- le dijo Natasha al tiempo que lo abrazaba. -Si mal no recuerdo la última vez que te ví en Buenos Aires, tendrías unos quince o dieciséis años y mírate ahora, te has convertido en todo un hombre. Y que guapo estás! Desde que emigraron a Israel he dejado de verlos. Es que soy un poco aprehensiva y me produce cierto temor viajar a esa ciudad que vive en conflicto casi permanente. Creo que si me hicieran hacer un simulacro de ataque como se que acostumbran, me moriría de la impresión aun sabiendo que no es real-.
-Tienes razón- le contestó Seba – mucha gente tiene esa impresión. Sin embargo todos estáis totalmente equivocados. Los ataques terroristas están en todas partes y en donde nunca hubo uno, siempre existe la sombra de que se produzca el primero, puesto que el mundo está desesperadamente agresivo y la intolerancia entre las distintas etnias es cada vez mayor. Lo malo es que nadie o muy pocos países se preocupan por hacer esos simulacros, que le enseñan a la gente como defenderse y protegerse y no sabes cuántas vidas han salvado-.
-No puedo negarte que lo que has dicho. Es sin duda, indiscutible Seba- le respondió Natasha – Un ataque terrorista puede estar a la vuelta de cualquier esquina y en el momento menos pensado y todos deberíamos saber que hacer en casos semejantes. Nunca lo había pensado de esta manera hasta ahora. Pero bueno, estamos conversando todavía parados. Pasa al living y siéntate. Quieres un aperitivo o prefieres una copa de vino?-
-Una copa de vino estaría bien, tinto si es posible- le respondió con una sonrisa Seba.
-Te olvidas que soy cardióloga? Le dijo burlonamente Natasha – en esta casa el único vino que se toma es el tinto. Se ha discutido muchas veces sobre los beneficios que aporta al corazón, pero los produzca o no, es el más rico de todos y si es que además los tuviere, sería una doble razón para tomarlo, no te parece?-.
-Si me parece- le respondió Seba –Supongo que es la misma costumbre que hay en casa. Allí también sólo hay vino tinto. Se deberá a la misma razón aunque mi madre sea cirujana’?-.
-Por supuesto que debe ser así. Cuando éramos jóvenes preferíamos el champagne. Era el invitado permanente de nuestras reuniones. No recuerdo exactamente cuando lo cambié por el vino, pero hace ya de eso. bastante tiempo. Tampoco recuerdo si lo cambié por sus efectos benéficos o no. Aquí en San Francisco se acostumbra mucho a usar el vino tinto, por lo menos en el grupo de amigos y conocidos con los que me rodeo. Y ahora no lo cambio por ninguna otra bebida-.
- Tengo que reconocer que no soy tan fanático – le contestó Seba – a mi me gustan mucho los tragos largos, especialmente los preparados con vodka-.
-A mi también me gustan los tragos largos pero sólo cuando voy a bailar o salgo de copas- acotó Tati- En casa sólo tomo vino y no es justamente por no contradecir a mi madre-.
-Cambiando de tema- dijo Natasha –Cuanto tiempo te piensas quedar en San Francisco?-.
-Por lo menos mientras dure mi beca de investigación, es decir aproximadamente un año. Después veré- dijo dubitativo Seba – tengo la sensación que podría hacer una carrera mas amplia aquí. Este país es tan grande, que puedo moverme por diferentes lugares sin salir de él. Ello me permitiría apreciar diferentes faunas marinas, con tanta variedad como las que presentan sus disímiles costas y climas. Además podría apreciar diferentes regiones y obtener distintos puntos de vistas. Israel es una nación maravillosa pero muy pequeña.
Pero por el momento no he pensado demasiado en el tema. Es que hace solo tres semanas que estoy aquí-.
- Y te sientes a gusto? – le pregunto Natasha, dándose cuenta en ese preciso instante como Tati ponía ceño de enojada, porque no le daba lugar en la conversación, por lo que se prometió que una vez contestada esta pregunta, intentaría quedarse callada.
-Muy a gusto- respondió mostrando un gesto de satisfacción – la gente de la universidad es magnífica y todos me hacen sentir muy confortable y respetado. Me escuchan con mucha atención cuando me refiero a un tema de mi incumbencia, como si fuera una personalidad-.
-Pues será porque te lo has sabido ganar- contesto Natasha olvidándose la promesa que se había hecho de no volver a hablar- la gente de aquí no regala su complacencia a cualquiera, pero es incondicional cuando se la ganan-.
-Parece que yo he tenido suerte- dijo humildemente Seba.- No creo estar todavía lo suficientemente preparado como para recibir tantos halagos. Sabe que su hija me dijo que no se había perdido una palabra de mi conferencia en día que nos encontramos? Realmente lo sentí como un gran cumplido, máxime viniendo de parte de una jovencita. Cuando supe quien era y lo estudiosa que siempre ha sido, me sentí más halagado aún-.
-Y yo te garanticé y te lo vuelvo a hacer- se apresuro a intervenir Tati antes que su madre le sacara la palabra –que no fue de ninguna manera un halago, sino la más absoluta verdad. Estuviste brillante, no sólo por la claridad con la que expusiste el tema, sino por la forma en que atrapaste al auditorio con tu tono y tu inflexión de voz, pausada sin ser monótona, lo que permitía entenderte fácilmente sin aburrirse y eso que como te dije antes, que vertiste una cantidad de conceptos desconocidos para mi, a los que trataba de retener y copiar en mi cuaderno-.
-Ves Natasha, así me tratan en el campus, vosotros sois muy halagadores- dijo volviendo su vista hacia ella, lo que puso mas ceñuda a Tati, percibiendo que otra vez su madre, era el centro de atención de la reunión y que acaparaba a Seba en forma absoluta.
-Me alegro que te sientas tan bienvenido- respondió Natasha quien ya no tenía dudas acerca del rictus de su hija y quería no tratar de interponerse más en la conversación –ahora si me disculpan, tengo que hacer algunas cosas. Vosotros quedaos aquí hasta que la comida esté servida. Tati ya ha preparado la salsa, le ha salido estupenda, ya verás cuan exquisita está. Cuando el agua esté hirviendo pondré a hervir los spaghettis y la llamaré para que ella los retire justo en su punto, puesto que yo no se hacerlo-.
-De acuerdo mamá- le dijo Tati con una sonrisa de complicidad- de todas maneras todavía tenemos que esperar a que llegue papá, que no se porqué esta tardando tanto en volver-.
-Pues se habrá quedado como siempre conversando- dijo sonriente Natasha – ya sabes cuál es su característica!- y volviendo su mirada a Seba le explicó -Como escritor que es, no termina jamás una charla sin haber acabado todos los detalles que se presentaron en la misma. Nada puede quedar en suspenso. Siempre ha sido así. Supongo que es parte de su profesión, no dejar un “libro inconcluso”. Permiso-. dijo Natasha al tiempo que se retiraba para la cocina.
Apenas llegó su padre, comenzaron los preparativos finales para la cena, especialmente controlar el punto justo en el agua, para verter los spaghettis y controlar que su cocción sea la justa, para sacarlos bien “al dente”.