¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Sociedad Mexicana escriba una noticia?
Combatir activamente la injusticia es la mejor manera de recordar la Pasión y Resurrección de Cristo, afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera durante la homilía del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa. El arzobispo primado de México indicó que lo verdaderos cristianos no deben asistir a estos actos litúrgicos como simples espectadores, pues la Pasión continúa en tanto existan personas que sufren hambre o persecución por la injusticia o que padecen cualquier otro dolor o contradicción. “Contemplar esta pasión como aquél que está viendo desde lejos, viendo qué pasa, viendo en qué termina esto, celebrar la pasión solamente como espectador, puede ser peligroso”, dijo. Explicó que los ramos y las palmas que recuerdan la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando el salvador sabía que iba a su muerte, deben entenderse como un símbolo de la aceptación de su mensaje. Rememorar lo sucedido hace 20 siglos debe servir para tener presente que la pasión de Jesús, quien optó por morir para redimir a los seres humanos, no es un caso cerrado, ni un juicio finalizado o un expediente ya clausurado. Por el contrario, sostuvo el jerarca religioso, Cristo sigue padeciendo, sufriendo, y se puede afirmar que la Pasión continúa sucediendo en tanto exista personas que sufren hambre o persecución por la injusticia, o padecen cualquier otro dolor o contradicción. Por ello, abundó, no se puede celebrar la Pasión como simple espectador, porque la actitud de ver desde fuera el sufrimiento de los demás es la misma que asumieron aquellos que llevaron a Jesús al sufrimiento de la cruz. “Con decisiones perversas podemos estar llevando a Cristo al sufrimiento a la cruz, pero también podemos estar como aquel que se lava las manos, como aquel que simplemente toma decisiones por debilidad, o no está tomando decisiones ante un Jesús que pasa delante de nosotros sufriendo, perseguido, crucificado ”, subrayó. En este domingo de ramos, insistió el cardenal, aclamar a Cristo significa aceptarlo y dejar de ser espectadores del sufrimiento de los demás, para combatir activamente su dolor, sus injusticias o sus padecimientos. La homilía fue seguida de manera directa por una multitud que abarrotó la Catedral Metropolitana, que previamente siguió con atención la representación de la Pasión y la procesión que culminó con la bendición de las palmas.