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Mario Hernández todavía conserva en la gigantesca fábrica en la que hoy funciona su empresa multinacional el primer escritorio en el que se sentó hace 30 años, cuando comenzó su negocio.
‘ Me lo cuida bien’ , le dice sonriente al operario que hoy lo ocupa en la bodega de su fábrica, de la que salen los herrajes y las hebillas que se ponen en algunas de las 100.000 unidades de bolsos, maletas, cinturones y accesorios de lujo que allí producen al año.
No es raro ver a ‘ don Mario’ -como le dicen sus empleados- paseando por entre las máquinas (la mayoría de ellas operadas por mujeres que llevan años a su servicio) revisando la operación o mostrando el lugar a un invitado.
El orgullo por lo logrado le brota por los poros cuando señala que ‘ allí están los cueros importados de Italia’ , que ‘ la señora de la esquina comenzó a trabajar con él hace 20 años’ o que ‘ su primera sede fue en una pequeña bodega’ que se divisa desde el inmenso ventanal que hoy ocupa su moderna oficina.
Su empuje y visión para los negocios serán reconocidos este martes por la Asociación de Industriales del Cuero (Acicam), que le rendirá un homenaje en la Feria del Cuero, en la II Semana Internacional de la Moda de Bogotá.
‘ Es uno de los líderes más importantes de la industria marroquinera en Colombia - asegura Luis Gustavo Flórez, presidente de Acicam-. Un empresario que con una estrategia bien diseñada y bien lograda ha alcanzado relevancia no sólo en el mercado nacional, sino internacional’ .
Su trabajo es su pasión
No se equivocan sus colegas en su percepción. La visión del negocio la tiene Hernández desde que era niño y por cosas del destino tuvo que desempeñar todo tipo de oficios. ‘ Fui mensajero, vendedor y administrador de tiendas, hasta que comencé mis propios negocios’ , dice.
Fue en 1978, gracias a una relación de amistad con un vecino que hacía chaquetas de cuero, que se contagió de la pasión por ese mundo que hoy lo lleva a tener 20 almacenes en Colombia, 11 en Venezuela, 4 en México y presencia en Aruba, Panamá y Costa Rica.
Y no sólo eso. La marca Mario Hernández -o MH- tiene una infraestructura detrás de la bonita fachada de sus tiendas que le permite respaldar con calidad y resultados esas ganas de su gestor por crear productos diferentes y de calidad que le permitan ser líder en el mercado colombiano.
En su cara se refleja la pasión por su trabajo y, a la vez, la tristeza que le produce el rumbo que ha tomado el gremio en Colombia.
‘ Me da tristeza que el país lo estamos vendiendo barato.Nuestro gremio se acabó prácticamente porque no nos reinventamos’ , asegura.
Su claridad mental para los negocios no es gratis. Durante los últimos 30 años ha evolucionado con su marca. Inicialmente era Cuerolandia y luego Marroquinera, hasta que hace 12 años un español lo convenció de que era importante darle su nombre al negocio. ‘ Yo no quería, no me gusta figurar… Cuando empezamos con la marca MH nadie me quería comprar y perdí los 200 distribuidores que tenía en el país’ , señala.
Pero, como él dice, ‘ seguimos trabajando’ . Y fruto de esa labor empezó a abrir un mercado internacional que hoy lo lleva a ser segundo en Venezuela, donde sólo es superado por Louis Vuitton.
También ha hecho intentos en Estados Unidos, donde tuvo tiendas en Nueva York y Boca Ratón y a donde regresará cuando llegue el momento justo.
Su apuesta, por ahora, es por el país y por ser el rey en América Latina. En Colombia en el 2009 logró crecer dentro del segmento de lujo asequible. Su última colección (en colaboración con el artista William DeBilzan) prácticamente se agotó; su nueva propuesta será exhibida este martes en Corferias.
‘ Como empresario es un visionario y prueba de ello es que su firma es la única en el país de artículos de lujo con prestigio internacional -dice Pilar Luna, directora de Infashion-. Pero la mejor cara de Mario es su parte humana. He visto cómo a toda costa trata de que su gente esté siempre bien’ .
Hernández es sin duda un buen ejemplo para quienes quieren triunfar en la moda y el diseño. Su mejor consejo: trabajar, arriesgarse, no conformarse con aparecer en un desfile de modas y no creerse el cuento de que ya se ha alcanzado el éxito.
Fuente : El Tiempo