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GINÉS MORATA / Biólogo molecular y ganador del Príncipe de Asturias 2007
Tras más de 30 años dedicados a la investigación, este riojano aventurero y
reflexivo, ha conseguido, junto con su colega Peter Lawrence, uno de los
premios científicos más prestigiosos en España. Dedicado a la biología del
desarrollo, el jurado destacó el valor de su trabajo para conocer por qué
envejecemos o el origen del cáncer
ROSA M. TRISTAN
MADRID.- Algunas diminutas moscas del vinagre (Drosophila melanogaster)
revolotean por el laboratorio. Y muchos cientos de miles más están
encerradas en botes de cristal, de donde sólo salen para ser atontadas con
CO2 y examinadas bajo el microscopio. Las hay con seis patas, y con cuatro;
con ojos rojos, y amarillos; con un ala o con cinco; incluso con patas en el
lugar de las antenas. Cientos de variaciones que han ayudado al biólogo
Ginés Morata, premio de Investigación Príncipe de Asturias de este año, y a
su equipo a descubrir cómo se estructura el desarrollo de este insecto y,
por ende, de los seres humanos, con los que comparte entre el 60 y el 70% de
los genes.
Dentro del laboratorio de Biología del Desarrollo, en el Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa (CSIC), hay un olor ácido especial, el de la papilla
que gusta a las moscas. «En cada recipiente ponemos una pareja con una
mutación hasta que crían. Ahora estamos investigando el crecimiento de las
células tumorales», explica un colaborador de Morata mientras esperamos su
llegada. Ha ido a buscar al aeropuerto al sherpa que le acompaña en sus
excursiones al Himalaya. Y es que a su pasión por el microscopio y las
invisibles moléculas añade su afición a subir los picos más altos y
disfrutar de la inmensidad del planeta.
Pregunta.- Este premio reconoce su trayectoria científica y sus trabajos con
la Drosophila. ¿Qué es lo que ha descubierto gracias a esta pequeñísima
mosca de la fruta?
Respuesta.- El tema central ha sido averiguar su diseño genético. Es decir,
qué genes hacen que salga un órgano con una función determinada y lo haga en
un sitio preciso. Eso se aplica igual al ala de una mosca que al ojo de una
persona. Se trata de comprender el mecanismo genético que diseña el cuerpo
de los animales. Y como se ha descubierto que entre el 60% y el 70% de los
genes los comparten con nosotros, estos descubrimientos en gran medida son
aplicables a los humanos.
P.- Y una vez que se averigüe ¿seremos capaces de diseñarnos a nosotros
mismos?
R.- Claro. En el caso de la mosca hemos alcanzado un conocimiento muy grande
de cómo se modifica su cuerpo. Ya podemos diseñar una mosca diferente, y no
es un divertimento para hacer monstruos. En el futuro va a tener una
importancia enorme que los biólogos ya hayan aprendido a manipular los genes
y, por tanto, como ellos son los que determinan nuestro cuerpo y nuestra
forma de ser, nos podremos modificar genéticamente. No sé si es bueno o
malo, pero las tecnologías moleculares permitirán conseguirlo en un futuro
no muy lejano. Hacer personas más altas, más rubias, más listas o más
buenas. Y ésto es así porque en los últimos 30 años se han desarrollado
tecnologías muy poderosas que van a lo más íntimo: el ADN. Por primera vez
en la Historia del planeta, una especie podrá modificarse biológicamente a
La biología ofrece un alargamiento de la vida por una modificación genética
sí misma.
P.- Da miedo.
R.- Como todo. A mí me da más miedo que haya tantas bombas atómicas que
pueden destruir el Sistema Solar. Es cierto que este potencial de la
biología molecular puede tener fines perversos, pero hay responsables
políticos que deben legislar para que estos conocimientos se utilicen en
beneficio de la Humanidad.
P.- ¿Cuáles serán los más importantes beneficios?
R.- Curar enfermedades genéticas será un enorme beneficio. Y habrá grandes
posibilidades de vivir mejor. Es más, y estoy en el plano especulativo, se
podría alargar la vida. A nadie le gusta morirse. De hecho, las religiones
son un subterfugio de la mente humana para no morir y por ello ofrecen una
nueva vida. No sé si la biología nos hará inmortales, pero sí podrá hacer
que vivamos mejor y más. Hay especies como las tortugas que viven hasta 400
años. Y en experimentos ya se ha alargado la vida de un gusano hasta ocho
veces. Imagine eso en las personas. Son especulaciones, pero fundadas en
publicaciones científicas, no hablo de ciencia ficción. Y no se trata de
alargar la vida como el siglo XX, al mejorar la sanidad, la higiene o la
comida. La biología ofrece un alargamiento de la vida por una modificación
genética.
P.- Y estamos en los inicios.
R.- Pues sí. En biología molecular estamos empezando. Es inimaginable qué
tecnologías habrá dentro de 50 años. Yo mismo he vivido 20 años de
sorpresas. Teniendo en cuenta que la vida media de una especie es de dos a
seis millones de años, y que la nuestra tiene 200.000, llegará un momento
que se conocerá toda la biología. En 500 años sabremos todo y, a partir de
ahí, todas las manipulaciones genéticas serán posibles.
P.- Con todos estos avances, ¿cree que los científicos tendrán más poder que
hasta ahora?
R.- Ahora somos más visibles que antes. Más influyentes, no lo creo. Y no sé
si sería bueno. Lo importante es que los políticos tengan en cuenta el hecho
científico. El siglo XXI tendrá mucha carga científica y tecnológica y los
países deber ser capaces de producirla. Sin embargo, la ciencia se ha
desarrollado en pocos países. España ha prosperado mucho en 30 años, pero en
ciencia aún estamos atrasados. La idea de que la Ciencia es riqueza debería
penetrar en nuestros políticos. El programa Ingenio 2010, del actual
Gobierno, va en esa línea.
P.- ¿Conocemos ya todos los secretos de la vida?
R.- Sí, desde los años 50. Pero hay muchas cosas que aún no sabemos. Por
ejemplo, por qué dejan de crecer los órganos. Ese mecanismo genético que
determina el tamaño de las cosas es lo que estamos estudiando ahora. ¿Qué
interrumpe el crecimiento? Es un proceso que, cuando falla, da lugar al
cáncer. Son células que se niegan a dejar de crecer. Los últimos cinco años
estamos dedicados a esta proliferación y sabemos qué genes están
involucrados en el crecimiento, pero no por qué se deja de crecer.
P.- Cuando se averigüe será de gran ayuda para prevenir tumores.
R.- Sí, cuanto más se sepa sobre lo que ocurre en circunstancias normales
para que las células crezcan y dejen de hacerlo, más datos habrá para tener
tratamientos si se descontrolan.