Violeta Morínigo*

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Lunes lluvioso y frio, un grupo de personas se animó a exhibirse tal cual es, en una sociedad intolerante y doble moralista como la nuestra. Las demostraciones de amor y cariño entre personas del mismo sexo no son percibidas como "normales". Tanto que muchos los miraban como a "bichos raros" y se codeaban.

El Besatón fue una campaña emprendida para luchar por los derechos de los homosexuales y lesbianas, hasta aquí todo bien y loable además. Lo lamentable es el trato que algunos medios dieron a la información, sobre todo los periódicos "chismosos" y algunos programas mañaneros en los que las noticias son comunicadas con menos rigurosidad que en un informativo.

Además se le otorgó mucha más importancia de la necesaria a la entrevista a un parlamentario oviedista conocido por su homofobia, quien utilizó los micrófonos de cuantos medios de prensa se le cruzaron enfrente para despotricar contra los manifestantes en todos los colores de la bandera que representa a estas personas.

Eso no es informar, lo bueno hubiera sido entrevista a personas que al menos tengan argumentos más valederos y sustentablemente legales y lógicos que el de ser simplemente un "moralista", que para colmo deja traslucir su pasado de militar frustrado.

No hay nada peor que quien niega su condición y de esos hay y seguirá habiendo en todos los estamentos, en el militar, el policial, el eclesial incluso. Se escudan en sus investiduras para abusar de niños y personas indefensas que están bajo su mando.

Estas personas que se animaron a salir y mostrarse en público nos demostraron que se puede ser feliz sin ser "caretas", sin molestar a nadie. Al escuchar a nuestro ilustre parlamentario, recordé aquel pasaje bíblico: Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

En este mundo globalizado en donde ya existen matrimonios entre gays, donde pueden adoptar niños y hasta tener hijos naturales, lo ocurrido el lunes ya no nos debería sorprender como sociedad. Alguna vez este país saldrá del subdesarrollo, sería bueno comenzar a ejercitarnos para dejar de ser furgón de cola. Me dijeron que es "chocante nomás verlos así" quizás sea cierto pero aquí cabe aquello de vive y deja vivir.