¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Fidelam escriba una noticia?
(Martí Noticias, A. de Armas) — Elena Tamargo es habanera absoluta y, además, germanista y filóloga. Premio de Poesía de la Universidad de La Habana,
Ensayista y poeta, ha publicado los libros Sobre un papel mis trenos, Habana tú, El caballo de la palabra, El año del alma, Poesía de la sombra de la memoria y Bolero, clave del corazón.
Después de una estancia en Rusia y otra en México, vive ahora en la ciudad de Miami.
Armando de Armas entrevistó a Elena Tamargo para MartiNoticias.
MN. Usted ha afirmado en alguna ocasión que ningún poeta alemán ha tenido tanta fe en el origen divino de la poesía como Johann Christian Friedrich Hölderlin. ¿Pudiera abundarle a nuestros lectores al respecto?
ET. No es por ocio o por tristeza, como dice Schiller, por lo que la divinidad crea al poeta. En esto Schiller expresa una idea secundaria de la poesía. Según Hölderlin es por una necesidad esencial, porque para él sin el poeta no existe lo divino. Si llegamos al fondo mismo de la ideología de Hölderlin, vamos a encontrar a un hombre que cree que la poesía es una necesidad del universo, no es algo que el cosmos ha creado sino algo creado con el cosmos. El consideraba que los poetas les eran precisos a los dioses. Dice "los dioses se cansan de su inmortalidad, necesitan el heroísmo, la humanidad, necesitan que alguien les revele su existencia". Hölderlin consideraba a los dioses "vasos sagrados donde se conserva el vino de la vida, el espíritu de los héroes".
Su manera de responder a lo divino llegó a la más alta consonancia, que radica en que así como el hombre necesita lo divino para no morir, lo divino necesita del hombre para ser realmente divino, y por eso crea testigos de su fuerza, esos testigos son para Hölderlin los poetas. Esa idea primordial en la filosofía de Hölderlin tiene mucho que ver con Schiller, que en Los dioses de Grecia dice, que al gran amo del mundo le faltaba alegría, y por eso creó a los espíritus. Estas ideas son difíciles de defender hoy, porque ha cambiado demasiado la visión órfica. El fue un poeta al servicio de lo divino, su existencia fue una misión. Ese mito constituye el eje intelectual del mundo. Por eso sus poemas comienzan con una elevación, un olvido del ser. Este concepto guarda también para él la idea del heroísmo, idea ausente hoy en la poesía.
MN. ¿Qué hay de especial en el Espíritu alemán que en apenas dos siglos produce monstruos de las letras y el pensamiento como Goethe, Nietzsche y Hölderlin?
ET. La lengua alemana tiene una palabra, Betrachten, que significa preñar algo a través de la atención; eso es casi una forma de fe para los alemanes, creer que cuando se miran las cosas, ellas crecen. Esto se relaciona con algo más que es la filosofía pangermánica, aquella que cree en que las cosas no están dentro de uno sino que el hombre tiene que abrirse a otra cosa que lo ocupe, en eso radicaba también el entusiasmo, que para ellos era la inspiración, en ser ocupados. El espíritu alemán está consciente de que existe un universo superior, que lo tiene que ocupar, por eso este espíritu en el romanticismo era considerado el único que estaba en contacto con los dioses. Tal vez esa sea la razón. Desde luego, Hölderlin mucho más que los demás, ha sido considerado el último poeta que dialogara con los dioses, y si no a qué se debe que Hölderlin haya sido colocado en ese nivel de actualidad, al lado mismo del ardiente y apasionado por la libertad que fue Schiller y junto a la serenidad del genio poético de Goethe. Hölderlin es un poeta descubierto en los años más trágicos de la historia alemana, los años que siguieron a la primera guerra mundial, los años en que el arte ensayaba formas nuevas. Para Rilke, Stefan Georg, Trakl, Benn, y todos los que vendrían después, era tan natural pensar en Hölderlin como un contemporáneo, y para la filosofía del siglo XX alemán, y lo ha confesado Gadamer, que lo llama el poeta que recibió el beso del lenguaje, Hölderlin fue el precursor del descubrimiento nietzscheano del sustrato dionisiaco de lo apolíneo en la cultura griega.
MN. ¿Por qué afirma al comparar a Hölderlin con Goethe que este último, a diferencia del primero, se cuidó mucho de reprimir su demonio interior?
ET. Goethe no sólo se opuso al vulcanismo en términos geológicos, sino que también, en el arte, colocó lo evolutivo ante lo eruptivo y combatió las fuerzas compulsivas, volcánicas, el demonio, con entusiasmo, que para los románticos significada inspiración. Y ese ataque encarnizado revela su secreto, que para él la lucha contra el demonio fue también el problema decisivo de su arte. Sólo quien se haya encontrado en su vida con el demonio, lo haya percibido, puede ser su enemigo. Yo creo que la mejor prueba de ello es Werther, donde proféticamente está escrita la vida de Kleist y de Tasso, de Hölderlin y de Nietzsche, porque siempre los poetas se adelantan. La mirada inteligente de Goethe reconoce a su enemigo en todas sus formas, lo vio en Bethoven, en Pentesilea de Kleist, en las tragedias de Shakespeare, de las que dice que no se atreve ni abrirlas porque "me destruirían". Goethe, a diferencia de Hölderlin, sabe arraigar y arraiga profundamente, tiene mujer e hijos, lo femenino lo rodea siempre, donde él está, allí está siempre el centro mismo de su Yo; para Goethe el último momento de su vida es el más rico, cuando dice, "he aprendido a vivir; prolongadme, oh dioses, el tiempo". Mientras que Hölderlin pasa sus últimos casi cuarenta años desconectado del mundo, del aprendizaje, tocando un piano al que le ha cortado las cuerdas, y le ha dejado sólo tres porque eran suficientes para él. Hölderlin convierte su ser en exclusivismo, entrega, y Goethe persigue cada vez más la universalidad.
MN. ¿Por otro lado, una lectura desprejuiciada de la obra de Goethe nos indicaría que más que reprimir al demonio interior, éste asumía como lo natural el comercio con el demonio en los asuntos de este mundo?
(Martí Noticias, A. de Armas) — Elena Tamargo es habanera absoluta y, además, germanista y filóloga. Premio de Poesía de la Universidad de La Habana,
ET. Creo que este tema ya lo mencioné, yo insisto en que el primero en enfrentar el demonio fue Goethe, pues Werther inicia el romanticismo, por otra parte, yo no creo que Goethe comercie con el demonio, si lo dices por Faust. Lo que hizo Goethe fue tomar el arquetipo de Faust de la tradición hermética; el Faust es un pacto creativo que se hace con esas fuerzas que pueden aniquilar, y lejos de reprimir un demonio, y muy especialmente en Faust, Goethe describe el arquetipo de lo femenino, muy ausente en la cultura alemana, que es muy solar, muy masculina, en general. Faust termina pidiendo que el espíritu de lo femenino lo lleve hacia lo alto; de algún modo reconociendo que la alquimia última es ese equilibrio.
MN. Mediante su protagonista en el Fausto, obra que sería entre otras cosas un canto a la interrelación de bien y mal en el desenvolvimiento del mundo, vemos que Goethe se pregunta con respecto a la naturaleza del fuego: "¿Es el amor, es el odio, que ardientemente nos rodean con espantosas alternativas de dolor y regocijo...?". ¿No habría en ello una advertencia a la sociedad moderna tan buenista y poco dada a la conciliación de los opuestos?
ET. Yo pienso que siempre nos ha rodeado lo mismo, y si efectivamente la poesía se anticipa, tal vez entonces fuera premonitoria esa pregunta, como lo fue el Werther. El poeta siempre está en el horizonte de lo indecible, sabe escuchar lo discreto, y previene.
MN. ¿Qué opina de la poesía cubana en el presente?
ET. Hace unas semanas leí a un crítico cubano de literatura que hablaba de la poesía cubana actual de un modo poco riguroso e injusto, "poetas a dos por medio". Cómo no va a haber poetas en un país con tanto sufrimiento. La poesía cubana hoy no tiene más remedio que contar, ser biográfica, porque la poesía es afirmación, una afirmación que da testimonio de sí misma, y en esta coyuntura la palabra del poeta tiene necesidad de tener afinidad con el reportaje; lo que tal vez esté pasando es que los poetas hayan bajado necesariamente el tono de voz, pero de ninguna manera están enmudeciendo. Hay una excelente poesía cubana dentro, aquí, en España, en México. El poeta comunica algo al que tiene oídos para oír. Siempre vuelvo a Hölderlin, creo que en estos versos suyos "los pensamientos del espíritu común, acaban callados en el alma del poeta" puede verificarse la poesía cubana de hoy y de cualquier tiempo.
MN. ¿Qué opina de la narrativa cubana en el presente?
ET. De la narrativa creo, además, que son los novelistas cubanos los que están escribiendo la historia actual de Cuba. La novela cubana enuncia una realidad inminente, porque la novela es un instrumento central para afianzar; como ha dicho Carlos Fuentes, la condición es escribirlo todo para obtener algo, la parcela de realidad que nos corresponde vivir. Creo que el novelista cubano actual tiene un mérito grande al ofrecer un camino fuera de la historia para ver a la historia. La novela actual en Cuba parecería una incesante invención de fábulas que son reales aun en su misma irrealidad.
MN. ¿Cómo definiría la felicidad?
ET. La felicidad para mí: Nazim, Osvaldo, las calles de La Habana, Rusia, el Valle de México, los amigos de siempre, las canciones y los patios. Creo que la felicidad tiene que ver mucho con la inteligencia, con la aceptación, es conspirar, respirar al unísono, la vida buena de los griegos. Todo eso y más, mucho más que yo conozco, aunque ahora mismo yo no estoy feliz.
MN. ¿Cómo se relacionan, si es que se relacionan, la poesía y la felicidad?
ET. La poesía y la felicidad tienen para mí un punto de contacto en la niñez y otro en la sabiduría, la experiencia. Creo que mientras más conservamos la inocencia más cerca de la poesía estamos, y mientras más sabemos de las cosas, porque las hemos observado, más felices podemos ser. Creo que la verdadera inteligencia está en los ojos, porque nos hacen testigos de todo, por eso el poeta debe observar, debe devolverle su inteligencia a los ojos. Yo soy muy curiosa, saber ha sido el centro de mi vida, me ha gustado saber mucho de ciertas cosas, entre ellas, la poesía, pero sé que la gran poesía comienza con todo aquello que uno no es, cuando se abandona.