¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Fran Laviada escriba una noticia?
Muchas veces salgo a la vida diaria, protegido con el casco, uniformado con la ropa de militar, con mi guerrera y mi pistola, para deambular por la selva humana y muy atento por si el enemigo aparece.
¡Despedido!
"El jefe siempre tiene razón"
¡Y el muy imbécil, se lo creyó!
Una vez me echaron de un trabajo por no hacer ni puñetero caso a los caprichos del que mandaba, y en el mismo instante que me pusieron de patitas en la calle, me di cuenta de que seguía en plena forma.
¿Y qué hace un tipo como tú, en un sitio como este? ¡Eso mismo me pregunto yo!, le respondí resignado, a mí carcelero. Por suerte, todo fue un mal sueño. No estaba preso. Vivía completamente libre, ¡menos mal, respiré tranquilo! Aunque alguien, volvió a repetir la pregunta, era mi alma errante, perdida en la Tierra, y esta vez, quedé mudo, ya que no supe que contestar.
¡Yo sé quién soy! ¡Sí tú no lo sabes, no es mi problema! ¡Y si tampoco tienes ni idea de quién eres tú, el problema es tuyo, y menudo problema! Eso fue lo que le dije, a una persona, de la que ya no recuerdo su nombre, y casi, ni su cara.