¿Cuál fue tu aproximación al material de 'El misterio del príncipe'?

Respondes a elementos que te significan algo. En la anterior fue la travesía emocional por la que pasan los adolescentes. En ésta me gustaron el sexo, la política y el romance, y que también es sobre adolescentes entendiendo que el mundo es complejo. Aquí, Harry empieza a tener actitudes más adultas y proactivas, sabe manipular las relaciones a su alrededor, actúa de una manera que no te esperarías, usa toda su psicología, por ejemplo, para sacarle información a Slughorn, y hace cosas provocadoras para un personaje que se supone es nuestro héroe.

¿Qué parte te resulta más difícil?

Trabajar tres semanas en un green screen pues tu cerebro empieza a chocar consigo mismo porque no has visto la luz del día. Daniel, Emma y Rupert están acostumbrados, pero en verdad que te da un dolor de cabeza que dura cinco días. Apenas terminamos de filmar una secuencia muy dramática y compleja que sucede dentro de una cueva, que rodamos durante dos semanas seguidas en el green screen, y te empiezas a volver loco. Tienes que usar todos tus recursos imaginativos.

Platicamos con el director de la más reciente cinta de Harry Potter y esto dijo

¿Por qué abordaste la maldad de la manera en que lo hiciste?

Necesitábamos una escena en la que se reflejara en primer plano la violencia que se vive en el mundo mágico, que en el libro sólo se reporta a través de terceros. Aquí, vamos a ser un poco más literales porque el lector puede utilizar más su imaginación, pero al espectador hay que involucrarlo con la imagen.

¿Cómo mostrarás la muerte del icónico director de Hogwarts?

Su muerte será una escena muy conmovedora porque me resulta desgarradora la idea de que un niño vaya a cometer un asesinato, de que cargue con la culpa de haber matado a una persona, y Tom Felton, que interpreta a Malfoy, es increíble. Además, es la muerte de Dumbledore... ¡nos lo están quitando! Harry está acostumbrado al duelo porque ha perdido a tanta gente y por eso su actitud es un poco más resignada, pero la nuestra, no.