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El Real Madrid vence en su debut en la Champions League por cinco goles a dos al Zurich suizo
La última propuesta de Florentino Pérez para globalizar la imagen del Real Madrid es la de permitir a los equipos rivales un momento de gloria, unos instantes durante los partidos en los que puedan creer en la victoria, independientemente de su inferioridad (para aquellos que se soliviantan con facilidad les recuerdo que estoy utilizando la nunca bien ponderada figura lingüistica del sarcasmo).
Al menos eso es lo que pareció durante el partido que sirvió de puesta de largo para la presente Champions League, en la que el Real Madrid tuvo al equipo suizo herido de muerte al finalizar la primera parte, y al que dejó resurgir en la segunda, como para dar una alegría a su afición.
Y bien que lo agradecieron los aficionados suizos, que durante 20 minutos se llegaron a creer que podían vencer al “todopoderoso” Real Madrid, gracias a un regalo arbitral, un penalti inexistente, y a un regalo defensivo, un nuevo córner mal defendido.
Pero todo fue un espejismo en el desierto, un oasis concedido por la disciplencia del Real Madrid que se regodeo en su superioridad y se olvidó de aquellas virtudes que le habían permitido ponerse con tres goles de ventaja en la primera parte: la solidaridad, el esfuerzo y el juego en equipo.
Con ello, y la colaboración inestimable del portero suizo, llegó el primer gol de Cristiano Ronaldo de falta directa. Después llegarían el de Raúl, y ya van 65, y el de Higuaín, justificando cada día su titularidad en las últimas jornadas.
El Madrid de esta primera parte no brilló, tampoco le hacía falta, le bastaron unas cuantas combinaciones eléctricas para demostrar al equipo suizo, a los aficionados del estadio y a toda la audiencia televisiva que la victoria era cosa de tiempo, cosa de que el balón terminara por entrar en la portería.
Incluso cuando el equipo suizo más apretaba flotaba en el ambiente el áurea que acompaña al equipo madridista esta temporada, ese áurea de que el gol va a llegar en cualquier momento, y llegó, otra vez de falta directa, otra vez Cristiano Ronaldo, otra vez una cantada del portero suizo.
Y, entonces, llegó el momento de Guti, que salió en la segunda parte y ya había demostrado su tremenda calidad, pero que se gustó en el quinto gol, una vaselina preciosa a la salida del portero. ¿Cuánto durará la racha de concentración de Guti esta temporada? El año pasado fueron 10 partidos, ¿cuántos podremos disfrutar de él en esta?
En definitiva, el Real Madrid se marchó de Zurich con el prestigio intacto, con las expectativas muy altas y dejando a la afición suiza contenta, porque se sintieron capaces de vencer al Madrid. ¿Será cosa de la política de Florentino o de la desidia del que se ve superior?
Publicado en El Librepensador