Para muchos de nosotros la imagen más próxima que tenemos de un crítico es la de un amargado que viene a ser como el aguafiestas del arte y la creación libre. Es como aquél cocinero de Ratatouille al que nada le parecía bueno o que cumplía con su canon de exigencias. Pero lo cierto es que la crítica es un ejercicio muy noble que no podemos dejar de lado pues ensancha mucho más el espectro sensitivo tanto de los lectores como de los creadores. En el cine no sucede nada distinto. Y si eres un aficionado del séptimo arte y quieres profundizar en tu técnica, aquí te contamos cómo.

La trama de relaciones

La crítica está allí para develarnos una trama de relaciones que no sólo desmienten la originalidad, o la espontaneidad, de un autor: también nos hacen preguntarnos cuál es el lugar de una obra en esa trama de relaciones.

Apuntar las posibles influencias que angustiaron o no al autor, demarcar el marco temporal en el que está escrita la obra, esclarecer el caldo de cultivo que la hizo posible, hace que en la obra se revele una capacidad, una potencia de interrogantes y cuestionamientos que ciñen y se adhieren a las dinámicas sociales como los tentáculos de un pulpo y que no sueltan su cuerpo hasta que no esté bien estremecido.

Hacer crítica y nuestros gustos

Nuestros gustos son la primera defensa que tiene la lucidez y la pasión ante los embates de la poca motivación que puede traernos tratar de conciliar un juicio sobre un objeto cinematográfico. Por eso, hacer crítica debe ser más que comentar los datos de un texto: se trata de hacer que nuestros gustos estén en ellos como una cortina transparente.

Así es que una de las exigencias que tienen para nosotros el hacer crítica cinematográfica está en saber que la pasión que se exprese allí será una expresión que tal vez se mantendrá luego en el lector. Es como conducir un vehículo del que ya cotizar seguro de vehiculo nos sea natural.

Las selecciones

Una de las mejores consecuencias que podemos recibir de este tipo de oficio está en seguir dándole una prolongación extra a nuestras pasiones en un ámbito en el que la pasión pesa con suma importancia. Hacer crítica es también valorarnos a nosotros ante la obra.

Por lo tanto, no se nos debe perder nunca de vista una herramienta tan fundamental para el entendimiento de una obra de arte que nos puede hacer pensar incluso que sin ella esa comprensión puede no funcionar. Es necesario hacerlo.