Entre otras aplicaciones, se supone que sirve para detectar a las personas que padecen la gripe A. El mecanismo es sencillo: la citada cámara detecta un incremento anormal de la temperatura e interpreta que el sujeto en cuestión padece fiebre y, por lo tanto, está infectado con la gripe A. He oído majaderías mayúsculas, pero ésta las deja en ridículo. A la altura del barro.

Para empezar, ¿quién, aparte del Estado y sus variadas policías, a las que les gustaría saber hasta la marca de condones que utilizamos, puede estar interesado en este artilugio? ¿quién va a acercarse al mostrador de la Tienda del Espía para pedir una cámara detecta-gripes?

Preguntas para las que, créanme, no encuentro respuestas satisfactorias.

Y no se crean que la cosa es barata: el aparatejo cuesta 4.000 eurazos, que si fuera sólo para satisfacer curiosidades insanas resulta una cantidad más que respetable. Pienso, más bien, en aplicaciones defensivas: colocarlas, por ejemplo en los colegios o en los hospitales; en las residencias de ancianos o en los ambulatorios... pero, y aunque fueran hipotéticos clientes, no los veo comprando estas cámaras en la Tienda del Espía. ¿Se imaginan al director o al gerente de un gran hospital haciendo cola en la mencionada tienda con una gafas negras y una gabardina?

Esto de la gripe A, ya lo he dicho en otras ocasiones, tiene pinta más de negocio que de otra cosa. Vacunas, protectores bucales, jabón para las manos... y ahora cámaras que delatan a los enfermos como si fueran delincuentes. ¡Cuánto daño han hecho Gran Hermano y Hospital Central! Salud.