El ministro de Interior sueco, Anders Ygeman, apeló este lunes a reforzar la seguridad en los estadios de fútbol, un día después de los actos violentos dirigidos a la antigua estrella de la selección, Henrik Larsson, y a su hijo.

Los actos fueron protagonizados por los aficionados del Helsingborg, un club prestigioso en Suecia y dirigido por Larsson, que este domingo descendió a la segunda división tras perder ante el Halmstad (2-1).

Luego del pitido final, un grupo de espectadores saltó al terreno de juego, donde arrebataron a la fuerza la camiseta a Jordan Larsson, al que llegaron a golpear mientras su padre se retiraba a los vestuarios.

"Creo que es algo deplorable", afirmó Ygeman a la televisión pública SVT.

Pero excluyó un refuerzo de la presencia policial en el interior de los estadios.

El Ministro responsabilizó a los "organizadores de los partidos", que son quienes deben "detenerlos y prohibirles la entrada a los estadios".

El secretario general del sindicado de futbolistas, Magnus Erlingmark, explicó en el periódico Dagens Nyheter que se estaba hablando con los clubes, con la Liga, y con la Federación, la posibilidad de que los jugadores abandonasen el terreno de juego si temían por su integridad física.

La temporada 2016 estuvo marcada en Suecia por varios incidentes. En agosto, un espectador saltó al césped en pleno partido entre el Jonkoping y el Ostersund para golpear al arquero visitante.

Y en abril, el partido Goteborg-Malmoe tuvo que ser detenido debido al lanzamiento de objetos sobre un jugador del Malmo que realizaba ejercicios de calentamiento.

El gobierno respondió con un proyecto de ley que prohíbe a los aficionados ocultar su rostro, que fue llevada al Parlamento tres días antes del partido en Helsingborg.