¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Eugenia López Muñoz escriba una noticia?
El problema al que se enfrenta España no es tanto el de la especulación de los mercados cuanto la falta de ingresos por la que atraviesa el Estado
Recortar no basta, hace falta generar ingresos. No debiera haberse tocado el presupuesto de Fomento, ni recortar la inversión en I+D que es un instrumento indispensable para encontrar el nicho productivo del que adolecemos. Salvo el Sol para turistas con bajo presupuesto, España no dispone por ahora de otro medio con perspectivas. Tampoco parece nada acertado que se hayan subido los impuestos a empresarios y trabajadores. Si a un país se le recorta por todas partes y se desmotiva su tejido productivo, se reducen o eliminan las probabilidades de que genere ingresos en el futuro.
Según el FMI y la teoría económica, en plena recesión y camino de una deflación, los ajustes económicos que se concentran solo en el gasto público tienen todas las papeletas para hundir el crecimiento y, lo que es peor, las expectativas de crecimiento. Eso es lo que propicia el aumento de la prima de riesgo, y no solo la recurrente especulación de los mercados, aunque sin duda también inciden en lo que está pasando.
Si bien es cierto que el Gobierno actúa adecuadamente al apostar por la eficiencia del gasto, evitar la duplicidad del mismo y hacer todo tipo de reformas, también lo es que en España no se generan ingresos salvo los procedentes de exprimir a la ciudadanía. La economía de un país guarda muchas analogías con la de una familia. La falta de ingresos produce falta de liquidez, en primera instancia, e insolvencia antes o después. La deuda sin ingresos conduce a la ruina, un callejón sin salida que puede llevar al suicidio, como pasa en Grecia, para no tener que rebuscar comida en la basura.
¿Qué tal convertir la deuda país en deuda perpetua y pedir crédito al BCE para inyectarlo en Obras Públicas e I+D+i?
Da igual que se sigan subiendo los impuestos -directos o indirectos-, no se va a recaudar más por esa vía, pero sí se bloqueará cualquier atisbo de crecimiento. Convendría no sobreactuar ante la subida de la prima de riesgo, sino más bien actuar para reactivar la economía.
¿Qué tal convertir la deuda país en deuda perpetua y pedir crédito al BCE para inyectarlo en Obras Públicas e I+D+i? De ese modo se podría aflojar la sangría fiscal sobre el tejido productivo que aún queda en España, a la vez que se abriría, al menos, una ventana a la esperanza.