Aunque ya tengamos toda la teoría interiorizada, nuestra rutina facial de poco sirve si no tenemos los productos adecuados para nuestro tipo de piel. Ya sea mixta, grasa, seca, sensible, con eccemas, rosácea o acné, cada una necesita unos ingredientes específicos para estar bonitas.

La cosa se complica cuando hablamos de pieles sensibles o con acné, ya que necesitan que sus cosméticos contengan ingredientes que sean muy respetuosos con la piel para no dañarla.

Entre ellos encontramos la gluconolactona. Con una alta tolerancia, es capaz de penetrar hasta los niveles más profundos de la piel sin ser nada agresiva, que combinado con su acción hidratante, hace las delicias de las pieles sensibles.

Según Marinesa Meca, responsable de Formación de Laboratorios SVR, "es también un gran aliado en pieles con tendencia grasa por su eficacia seborreguladora y antiabacteriana, ya que ayuda a desincrustar los poros y refinar la textura de la piel, frenando la aparición de imperfecciones".

Este activo es un derivado del ácido glicólico, un exfoliante químico que aporta luminosidad a la piel, ayudando a mejorar el tono y su textura, mantenerla hidratada y contribuye a prevenir el fotoenvejecimiento.

Al ser una molécula de gran tamaño, resulta perfecta y muy recomendada para pieles sensibles y con tendencias acneicas, ya que su penetración en la piel es más gradual y evita irritaciones, ardor o picazón.