Pocos meses atrás varios amigos me entusiasmaron para que me uniera a la comunidad virtual llamada “Facebook”. No era cosa que me entusiasmara demasiado porque todo estaba muy expuesto. Entonces dije, eso es lo bueno, la exposición, ¡vamos a exponernos! Pero como tristemente compruebo ahora, este ente no tiene “cara”, ni probablemente sepa el enorme significado que tiene la palabra “libro”.

Si mi expulsión de ese sitio corresponde a que mis textos no son “éticos”, como han dicho, no entenderé jamás a qué se refieren. Y me produce mucho miedo pensar en su “ética autorizada”. Intentando no perder la objetividad yo cuestiono: ¿quién me puede asegurar que en esa comunidad virtual la ética es lo primero y que todo es regido por ella? ¿Qué hay de la inmensa pornografía y de la apología de las más diversas y nefastas ideologías que se promocionan?

Si mi expulsión se debe a que algunos personajes calificaron de negativos a mis textos y dichos, pues declaro que tampoco yo quiero estar cerca de ellos. Y toda mi expresión seguirá inmutable por otros medios, claro que más serios. .

Entes más importantes que Fakebook también me han negado la palabra. Por eso pensaba que no debía darle demasiada consideración al caso. Pero la gran cantidad de correos y llamados que he recibido en solidaridad, me hicieron meditar lo sucedido. Porque muchísima gente está involucrada y porque ocurre algo que no puede omitirse. .

Que no importa la trascendencia del medio porque lo que es terrible es que se tenga a la censura como finalidad. .

Desgraciado Fakebook, me has terminado dando la solidaridad de muchos y, en eso, una profunda alegría por sentirme acompañado. Va por ello mi agradecimiento, respeto y cariño sincero para todos los que se molestaron por mí. Aunque, queridos míos, a no preocuparse demasiado, porque me han fusilado, eso es verdad, pero como diría Joaquín Sabina, “con balas de juguete”.

Agustín Elías Jijena Sánchez

Zagreb MMIX