Cierto atardecer de verano gris, conocí a una muchacha de cabellos de fuego de quien locamente me enamoré

Luego de unos meses de encuentros amorosos, muy ilusionado, decidí visitarla llevándola un ramo de flores.

Al llegar a los arrabales donde ella vivía, algo nervioso, toqué la puerta de su casa y desde su ventana, ruborizada y desgreñada, me dijo, ¡fúchila!  Como provinciano, me sentí halagado y, feliz al escuchar aquella frase, me senté a esperarla sobre la vereda, en medio de una lluviecita costeña.

Un enorme tipo, que mirándome furioso, me grito muy enérgico, _ ¡Ella ya te dijo que te largues pedazo de imbécil!

Después de haber transcurrido tres horas de espera, se abrió la puerta y emergió un enorme tipo, que mirándome furioso, me grito muy enérgico, _ ¡Ella ya te dijo que te largues pedazo de imbécil! 

Imagen tomada de: https://www.huachos.com/detalle/fuchila-noticia-15994

© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV.