La presidenta de la cámara baja del parlamento polaco, Ewa Kopacz, encargada este lunes de formar un nuevo gobierno, en remplazo de Donald Tusk, designado presidente del Consejo Europeo, es una partidaria incondicional del primer ministro saliente y una gestora perfeccionista.

Ewa Kopacz "es una persona absolutamente leal a Donald Tusk y su partido, la Plataforma Cívica (PO, centro). La suya es una lealtad sin fisuras", dice a la AFP Eryk Mistewicz, especialista en marketing político.

Para la politóloga Ewa Pietrzyk Zieniewicz, Kopacz "no es considerada como una personalidad política autónoma" sino "más bien como una 'dama de hierro', pero siempre detrás de Donald Tusk".

Pediatra de formación, esta mujer de 57 años de edad, de andar dinámico, amante de los 'tailleurs' elegantes y los tacones de aguja, es también vicepresidente de la Plataforma Cívica, de la que tomará las riendas una vez que Tusk parta a Bruselas.

Le tocará como primera ministra dirigir al gobierno y a su partido en un trance difícil: las elecciones presidenciales y legislativas del año próximo.

Tecnócrata, sin un perfil o visión a nivel político claramente definido, en cambio posee cualidades incontestables como administradora.

- Memoria numérica -

"Ella destaca en la gestión del tiempo y los proyectos. Podría decirse que está dotada de una memoria numérica, es una perfeccionista, ... una hormiga perfecta", según Mistewicz.

Salida de una familia modesta, hija de una costurera y un cerrajero, es una "mujer intransigente, con mucho carácter, a veces histérica", comenta en su libro Janusz Palikot, un expartidario de Tusk.

"La vi rabiosa en varias ocasiones. Y, si tuve que ver a veces a Donald Tusk aparte de ella, fue por su causa. Aunque ella nunca sufrió consecuencias por ello", añade.

Miembro de PO desde su creación en 2001, Ewa Kopacz se acercó en especial a Tusk algunos años más tarde, cuando ella apoyaba personalmente a su madre y hermana, ambas gravemente enfermas en la época, según la prensa polaca.

"Todo lo que acomete, lo hace con perseverancia y seriedad mortales", subraya el comentarista político Jacek Zakowski.

En abril de 2010, cuando el avión Tupolev-154 del presidente polaco Lech Kaczynski se estrelló en Smolensk, Rusia, muriendo en el accidente sus 96 ocupantes, la ministra de Salud, Ewa Kopacz, se desplazó al lugar para asistir personalmente a los trabajos de identificación de las víctimas, y también estuvo en la morgue.

"Con Ewa Kopacz no se bromea. Cuando ella agarra una cosa, no la suelta más", subraya Zakowski.

En 2009, en momentos en que todo el mundo buscaba comprar masivamente la vacuna contra la gripe A/H1N1, promovida por los grandes laboratorios farmacéuticos, ella rechazó seguir la tendencia, poniendo en juego toda su autoridad de ministra y médico.

"¿Esta vacuna, que apenas contiene cantidades ínfimas de sustancias activas, no será agua bendita más que una verdadera vacuna?", ironizaba Kopacz al explicar su decisión ante el parlamento polaco.

En un país en el cual alrededor del 90% de la población se declara católica, y cuya ley sobre el aborto se encuentra entre las más restrictivas de Europa, Kopacz enfrentó a todas las voces críticas escandalizadas por su apoyo al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) de una chica de 14 años de edad, víctima de una violación.

"No veo nada de malo en un aborto conforme a la ley en vigor desde hace 15 años", declaró en su momento, aclarando que ella sentía un "malestar" al respecto en tanto católica pero no como funcionaria del Estado.

Kopacz es divorciada y tiene una hija.