¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Carlosneu escriba una noticia?
Estas dos cosas las uní en esta entrada porque son dos aspectos que se relacionan y que a veces se pueden explicar entre sí. Obviamente, voy a tomar ejemplos de la vida cotidiana e inclusive mi propia experiencia, la cual no me parece de otro mundo y de hecho puede ser coincidente con la de muchos que lean esto. Además, rendí hace poco una materia que era bastante sensible a la interacción entre personas y usaba muchas investigaciones para sus postulados teóricos, los cuales realmente me interesaron.
A ver, vamos primero con qué quise decir con las dos expresiones del título: respecto a "etiquetar" vínculos me refería a rotular, delimitar o estereotipar un vínculo con un nombre, el cual le da ciertas características para diferenciarlos de otros (ya luego voy a dar ejemplos). Respecto a la segunda expresión, la de "relación amo-esclavo": no fue un concepto que yo inventé, es de un filósofo de apellido Hegel, que expresaba la asimestría que hay en las relaciones entre personas y cómo una es pasiva/sumisa/dependiente, y otra activa/dominante/imperativa en el caso de dos personas relacionadas por ejemplo (también voy a dar más ejemplos).
Ahora vamos al desarrollo de esta entrada.
En general, las personas, cuando otro se nos impone o nos impone algo, podemos aceptarlo , rechazarlo , ignorar directamente a la persona o aceptarlo con ciertas condiciones (como dije antes). Vamos con un ejemplo. Una persona le dice a otra: "me acompañás a comer hoy, tenés la obligación" .
Ahora, ¿cómo se aplica el tema de etiquetar vínculos acá? Bueno, yo les pregunto, ¿qué tipo de relación tenían esas dos personas que cité? Yo nunca lo dije explícitamente. Depende del carácter de uno, de las vivencias, de las necesidades, creencias y deseos el cómo consideramos ciertas relaciones con el otro o cómo las etiquetamos. Pueden ser tranquilamente madre e hijo, una pareja, dos hermanos, un jefe y un empleado, etc. Cuando etiquetamos, generalmente lo usamos para intentar comprender al otro y para intentar saber qué cosas tenemos permitidas y cuáles no para con el otro. Es como arreglar qué papel interpretamos en una obra se podría decir. También sirve para saber qué beneficios podemos obtener de esa relación (un sueldo, cariño, compañerismo, escucha, contención, etc.). Pero... el problema es que a veces las personas no quieren el mismo tipo de relación o tienen distintas concepciones sobre un mismo tipo, como cuando en un intento de pareja alguien quiere algo serio y otro no tanto, como cuando dos amigos discuten por diferencias o por actitudes que para el otro son innecesarias o molestas por ejemplo.
Y la pregunta del millón: ¿cuándo surgen estos quilombos? Cuando la gente no hablaaaa, cuando no expresa o acuerda cómo se llevan en un cierto punto, o cuando directamente quieren pasar por encima al otro, y ahí es cuando justamente entra lo de "relación amo-esclavo". Todos en general tenemos iniciativa para ciertas cosas y para otras cosas somos sumisos o nos da totalmente igual. Eso es bueno, porque así todo es dinámico, un tanto impredecible y podemos aprender o crecer junto al otro. ¿Ejemplos? ¿Quién empieza una charla casi siempre con el otro? ¿Quién saca temas casi siempre? ¿Quién generalmente organiza una salida? ¿Quién empieza una discusión? ¿Quién la sigue más o la termina? ¿Cuál carácter se impone más que el otro? ¿Quién le hace bajar las revoluciones al otro o se la retroalimenta? ¿Quién sabe más sobre tal o cual cosa que el otro? Ahí tienen varios ejemplos bien concretos de lo que me refiero.
Ya en otra entrada hablaba de esto de la simetría o asimetría en los vínculos, cosa que es algo totalmente visible, pero no es algo siempre definido y absoluto para todo aspecto de la vida. Para algunas cosas somos sumisos, para otras no tanto, y para otras directamente nos imponemos, ya sea en la esfera social, laboral, familiar, etc., pero quería resaltar la idea porque esta entrada me parecía un tanto más profunda y centrada en esto, lo cual podía ser bastante útil para comprender todos estos asuntos.
Ahora, por último, vayamos a los clichés que me refería. Y vamos con ejemplos.
1) Una madre le dice a su hijo que ella tiene el control de su vida y que tiene que hacerle caso en todo lo que diga y le pida. Esto es un cliché de respetar la autoridad por más vieja o porque es la que dio la vida. El problema, en este caso, es que hay madres manipuladoras o perversas que se imponen demasiado, y que creen que su hijo tiene una vida de la que es dueña. Eso, como sabemos naturalmente, es una mentira y es un prejuicio. Esto generalmente viene de la idea de que lo materno y paterno tienen una autoridad indiscutible sobre el infante por ejemplo, o de que uno al ser más grande y fuerte puede abusar de otra persona (aunque obviamente, todo esto tiene muchos factores culturales y bla bla bla). Se supone, en realidad, que naturalmente una persona debe obedecer a su superior, que generalmente es sabio y lo guía, y que a una madre se la aprecia naturalmente por la relación que se tuvo con ella cuando éramos unos retoños que recién veníamos al mundo. Se supone, además, que la madre debe ser respetada pero a la vez querida, y no abusar de su autoridad ni ser posesiva de esa forma con su hijo, aunque, como repito, hay muchas cosas culturales de por medio.
2) Una pareja desde que sale "oficialmente" acuerda de verse más seguido, hacer pública su relación, no mirar a otros por la calle, mandarse mensajitos lindos, hacer cochinadas juntos y bla bla bla. Esto es un problema, puesto que se supone que eso ya surge naturalmente, por ejemplo, al sentirse atraído por el otro de tal o cual forma y dedicar casi toda nuestra atención a esa persona (por sobre todas las demás) y además por tener una "necesidad" del otro de recibir su cariño y darselo. Esto generalmente es porque pareciera que la gente ve muchas telenovelas o porque quieren imitar a sus papás, ¡o quién sabe! Pero es forzar las cosas y a veces jurar o prometer cosas que uno realmente no está preparado para ejercer o cumplir.
3) Dos amigos de repente comienzan a echarse en cara cómo el otro no le da atención o cómo prefiere a otros por sobre él, o sino comienzan diferencias sobre el concepto de amistad que ambos tienen. Acá el problema es que esas personas quizá nunca intentaron expresar qué concepto tenían de la "amistad", o mucho más importante, de la relación que tuvieran con el otro y qué cosas aceptaban, cuáles no tanto, y cuáles diretamente rechazaban. Y acá va desde que el otro sea denso o pesado, que el otro sea poco cariñoso o que no le de atención nunca al otro. También va en qué actitudes o decisiones se toman ante ciertas situaciones o contextos (mentir o no, apoyar al otro en ciertos asuntos o no, etc.).
Si bien no hay conceptos exactamente universales de estas cosas que planteé (relación madre-hijo, amor pasional, amistad y demás), hay cosas que sí son compartidas generalmente por todos, quizá porque nuestra naturaleza tiende a ciertos valores e ideales tales como la nobleza, la verdad, el sacrificio, la ternura y demás. Además, todos tenemos necesidades básicas como de ser aceptados, escuchados, queridos o de tener un espacio personal, como también de compartir, y eso ayuda bastante a que nos podamos relacionar con otro. Si se fijan, tampoco hay concepciones taaaan distintas sobre el amor, amistad y otros sentimientos o relaciones, porque de ser así, tendríamos que constantemente estar definiendo matemática u operacionalmente cada gesto o palabra que usamos, o aclararselos al otro, o constantemente estaríamos aislados y/o poco comprendidos al diferir tanto con los demás.
Sí, diferencias y desacuerdos hay, pero, ¿cómo puede ser que naturalmente una persona sienta más o menos lo mismo que nosotros y lo valore o vea más o menos igual? ¿Cómo puede ser que haya afinidad/química/sincronía con el otro porque ya había acuerdos previos no hablados?
Ahora hago otro aporte personal: ¿qué es un vínculo "sano"? Aquel donde hay acuerdos implícitos y naturales, como también aquel donde ciertas partes de su estructura pueden ser modificadas por los protagonistas, por ejemplo charlando explícitamente de ciertos asuntos. Un vínculo sano y agradable es aquel donde predomina el acuerdo, la honestidad y un tanto de igualdad, y también donde hay simetría en varios aspectos, y donde hay complemento en otros. Es aquel donde hay una constancia de acuerdos, una fluidez y regularidad de buenos momentos, y donde hay pocos dolores de cabeza importantes, y en caso de serlos, son constructivos, y no destructivos. Si algunas de las cosas negativas que dije suceden seguido, evidentemente, algo no anda bien, y eso es porque somos humanos y nos equivocamos, porque somos imperfectos y porque siempre tenemos algo para mejorar o para madurar.
Y para concluir digo esto: Ahí tienen el misterio y lo divertido de relacionarse con otros. Por lo visto, hay cosas universales que con algunas personas sí podemos compartir, y eso es sano: la naturaleza de una relación espontánea pero estructurada y orientada, y no siempre pautada por reglas, clichés, normas o imposiciones, por ejemplo, de un dominante a un dominado.