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Las elecciones de 2019 han dejado definido el arco político-ideológico del Estado español para los próximos diez años, ahora va a depender de sus dirigentes el saber orientarse con el mapa cartografiado por las urnas
La primera marca es la marca hispánica que deja claramente definida a la derecha nacionalista española en tres bandos: Los que se empeñan en la ambigüedad del centroderecha con lenguaje seudofascista (PP), los del centroderecha emergente con lenguaje anticatalanista y xenófobo (Cs) y los franquistas de toda la vida que muestran su neofascismo con descaro (VOX).
La segunda la reafirmación de que el Estado español es un estado plurinacional, barriendo a la marca hispánica en Euzkadi y reafirmando su vocación nacional en Cataluña sin que ello implique ruptura ni independencia.
La tercera es la recuperación de la hegemonía del PSOE en la socialdemocracia del Estado español, al marcar claramente las fronteras con el experimento Unidas Podemos y sus ensayos en Mareas.
En ese territorio, también queda claro que Andalucía vuelve a manos del PSOE después de la nefasta gestión de Susana Díaz.
El cambio del mapa también define nuevas rutas en Galicia y Canarias, donde los nacionalistas pierden terreno frente a los socialistas.
Persiste sin embargo un viejo empeño de la izquierda maximalista y dogmática que fracciona y dispersa el voto de la izquierda en experimentos autistas que en nada favorecen a los progresistas, confunden al electorado y desnaturalizan a la izquierda con experimentos como los verdes, el partido animalista, recortes cero o los llamados partidos comunistas.
Cataluña sigue marcando su territorio y su vocación nacional de la mano de Esquerra Republicana de Catalunya, dejando la puerta abierta al diálogo con el Estado español y abandonando en buena medida el secesionismo de la burguesía, que ha perdido en gran medida el apoyo del electorado para retornar a posiciones más realistas y pragmáticas.
La definición de Pedro Sánchez frente a la vieja guardia del PSOE consolida la hegemonía del PSOE en la izquierda
Todo ello concuerda de forma acertada con los planteamientos del Pedro Sánchez y su partido, que han sabido conectar con la realidad de la nueva realidad española, dando respuestas adecuadas en menos de un año de gobierno a una ciudadanía que poco o nada tiene que ver con la ciudadanía de la transición.
Sánchez ha soltado el lastre que suponían los barones de su partido, desmarcándose de una vieja guardia obsoleta y periclitada, desgastada por la puertas giratorias y otros pecados, esos mismos que en su día lo defenestraron y ningunearon hasta el escarnio.
La regeneración del PSOE ha tenido dos premios: el primero recuperar su electorado y el segundo arrebatar a Unidas Podemos un electorado que no era suyo, sino del PSOE y que mal administraban desde el ataque permanente a la fuerza hegemónica de la socialdemocracia.
Así las cosas el Estado español vuelve a tener un mapa claro y definido de su electorado poniendo a cada cual en su sitio y recordando a la minoría franquista y neofascista que los pueblos de España no están por la labor de desmontar el Estado del Bienestar.
Los electores han dejado claro que quieren una sociedad dialogante y progresista que reconozca las peculiaridades propias de una nación de naciones que convive en paz a pesar de las discrepancias, respetando el derecho a ser diferente.
Después de las municipales veremos si estas afirmaciones se ratifican, veremos si los electores marcan la ruta a seguir y si el gobierno de la izquierda es capaz de alumbrar una reforma de la Constitución a medio plazo.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro