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La epidemia no conoce fronteras

29/04/2009 18:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Las fronteras desaparecen cuando una epidemia como la gripe porcina pasa de un país a otro, sin que haya control militar, policial o gubernamental que pueda impedírselo.

Ya lo dijo el poeta muy acertadamente: "Todas las fronteras son cicatrices en la piel de la Tierra ". Cada una de esas líneas imaginarias, es como una herida insoslayable en la epidermis de este planeta moribundo. En medio de una carretera cualquiera, como un espejismo en las arenas de la incredulidad, nos encontramos un estricto puesto de control, un uniforme de rostro adusto y arma de respeto, "Pasaporte en mano", "¿hacia dónde se dirige?", "¿La visita es por placer o de negocios?". Sólo vamos a pasar unos días de vacaciones en un lugar diferente del que venimos, pero siempre somos sospechosos de algo; se nos mira como si acabáramos de llegar de otro planeta, nos chequean los papeles, nos revisan los bolsillos, el maletero del automóvil y hasta echan un vistazo al compartimento del motor  y a los fondos del auto. "Cumplo con mi deber", nos responden si osamos hacer alguna pregunta al respecto. Y es cuando nos comunican que podemos seguir, con un escueto "bienvenidos, que disfruten su estancia", que un atisbo de sonrisa se deja entrever bajo el grueso bigote del militar de turno. Esto ocurre si queremos entrar por tierra a cualquier país del mundo en los cinco continentes (los aeropuertos tienen otras normas, pero muy similares ; la diferencia está en la Unión Europea que después de la "unificación" eliminó todos los puestos fronterizos, sin embargo, las fronteras (aun cuando se dice que no existen) siguen ahí "cicatrizando" todos los mapas del viejo continente y si los que vivimos en España cruzamos a Portugal o traspasamos los Pirineos para entrar a Francia, nadie nos pedirá pasaporte porque no encontraremos aduanas en el camino, pero durante nuestra estancia en esos países seguirán viéndonos como "bichos", cada vez que aparcamos el coche con la "E" identificativa en la placa de matrícula, o simplemente al abrir la boca para pedir una popular Coca-cola. Las cicatrices son tan evidentes que en ocasiones, incluso, las vemos (sentimos) dentro de nuestro propio territorio, cuando viajamos entre provincias y especialmente si vamos de una comunidad a otra. En todo este andamiaje de líneas y divisiones territoriales, solamente son esas enfermedades globalizadas las que no respetan límites, gobiernos, sofisticado armamento ni se detienen al ver esa circular señal de "Stop - Aduana". Como el SIDA, las "vacas locas" o la gripe aviar, ahora se hace presente la gripe porcina para romper con normas, decretos, leyes y burocracia gubernamental, pasando sigilosamente de un país a otro como una especie de contrabando; un fantasma que está ahí noche y día para asustarnos cada vez que abre la boca y se nos acerca con un simple estornudo.

Está ahí noche y día para asustarnos cada vez que abre la boca y se nos acerca con un simple estornudo.


Sobre esta noticia

Autor:
Julio M. Prado (16 noticias)
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Tipo:
Opinión
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