¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que 20minutos.es escriba una noticia?
Pues ahora sí que sí que ha empezado la vacunación de la Covid en España. Desde ayer, han empezado a llegar las miles de dosis que, cada lunes, tienen que aterrizar en España y que, lentamente, servirán para avanzar en el objetivo anhelado por todos: lograr la inmunidad. Lo del domingo fue sobre todo simbólico, una imagen que a todos nos llenaba de esperanza.
Viendo a Araceli (la primera mujer que recibió la vacuna en España) sentimos que, por fin, llegaba el final de esta pesadilla. Un final que va a ser largo, ojo, queda mucho camino por recorrer todavía y, seguramente, no va a ser nada fácil. Sobre todo, porque esa sensación de que esto se está acabando puede provocar, por un lado, un exceso de confianza, y por otro, bastante impaciencia. Hay negocios y sectores que necesitan recuperar cuanto antes esa normalidad perdida. Pero cuidado con lo que viene y cuidado con cómo gestionamos esa impaciencia.
Las vacunas nos han traído nueva bronca política, cómo no, y también nuevas estafas. Listos que buscan engañar, engatusar, a personas mayores que viven solas para colarse en su casa y robarles lo que tengan. Gente sin escrúpulos que en cada situación ven la oportunidad para poder timar a los más vulnerables. La Guardia Civil ha alertado de las estafas que han detectado en las últimas semanas en varios puntos de España.
Gente que está llamando a casas de personas mayores y a las que les ofrecen vacunarles en su domicilio. Algunos han estado enviando incluso cartas con el sello del ayuntamiento para hacerse pasar por personal sanitario o presentándose en sus puertas, vestidos con batas blancas para hacer más creíble el timo. Hay que ser bastante canalla y muy miserable para, incluso en estas circunstancias, ver la oportunidad de dar el golpe.
La llegada de las vacunas ha traído también esto: el ingenio de los timadores para seguir haciendo de las suyas. Lo peor es que juegan con el miedo de los más vulnerables. Si ya de por sí recelan de cualquiera que llame a su puerta y no conozcan, imagínense con estafas así.
Lo de la bronca política, creo que ya no tiene remedio. Y es lo que más me preocupa de este tramo final que tenemos que afrontar en el arranque del nuevo año. Empezamos la cuenta atrás de esta pesadilla, pero sería imperdonable que, dentro de un año, nada hubiese cambiado, que no hubiésemos aprendido nada de todo lo que hemos pasado. Volver a lo de antes, así sin más, sería el mayor error de todos los que se han cometido estos meses. Pero como somos de memoria corta, la posibilidad es más que probable.
Así que, en mi lista de peticiones del nuevo año incluyo esto: que no olvidemos nada de lo vivido, que no enterremos esta parte de la memoria tan fácilmente. Vivimos durante mucho tiempo dando la espalda a la ciencia y la ciencia ha sido la que nos ha rescatado. No olvidemos.