Siento inclinación por el alfarismo liberal. Pero eso no me obliga a aceptar cualquier versión sobre Eloy Alfaro. Tampoco sugiero la marginación del hecho histórico y de su inmolación como un ser humano universal. Acepto que sus meritos van más allá de sus defectos y que su presencia en el contexto político nacional fue un salto cualitativo importante en la construcción de la nacionalidad ecuatoriana. Sin embargo, invocar su nombre en estos momentos genera importantes réditos políticos, además de que llena de aires de intelectualidad cualquier conversación. Creo que se sabe poco de Alfaro. Creo que se ha convertido en una moda superficial, y que los ciudadanos críticos debemos diferenciar la información histórica de la propaganda proselitista.

Para entender a Alfaro existen muchos recursos. Muchos de los televisados son los menos comprometidos. Difunden una versión frívola del ser humano, convirtiéndolo en un hecho aislado en unos casos y en otros en un súper héroe protomarxista. Están equivocados. Eloy Alfaro representa mucho más que los prejuicios de ciertos sectores de la prensa y que las debilidades de los círculos del poder. Recuérdese que Eloy Alfaro fue proclamado como “el mejor ecuatoriano de todos los tiempos” en un reallity show organizado por Ecuavisa en el 2005 (?). Por increíble que parezca, fue elegido por los miles de votos consignados por mensaje de celular en un programa producido por el ex candidato presidencial y actual ministro de turismo, Freddy Elhers. Después hubo un concurso para medir la popularidad de las hinchadas de fútbol del Ecuador, y por supuesto ganó la del Barcelona. Hago esta comparación para hacer notar que una etiqueta de mejor o peor no puede estar conferida por los votos de celular y nada más. Empezando por eso, Alfaro no ha sido dimensionado correctamente.

Tampoco estoy de acuerdo en caer en la lógica confrontativa. Se utiliza la figura de Alfaro para desempolvar antiguos resentimientos y para generar distancias entre los ecuatorianos. Solo así se explica por qué la alta conflictividad contra los medios de comunicación debe mantenerse con vida durante tanto tiempo en la opinión pública nacional. Ahora se entiende de qué manera esto sirve para catalizar la sensible influencia de los periódicos de la época del asesinato de Alfaro y de buscarle parecidos –sin lógica ni concierto– en la actual confrontación prensa versus poder.

Sus meritos van más allá de sus defectos y que su presencia en el contexto político nacional fue un salto cualitativo

Por estas equivocaciones de interpretación la revolución alfarista se convierte en algo actual, que renace de las cenizas como el ave fénix, que busca cobrar venganza entre los hijos de los hijos de los asesinos de Alfaro y que pretende encarnase en los actuales procesos políticos. Eso me parece un despropósito. El momento histórico de Alfaro ya pasó. Pero debe ser mirado con mucha atención para no cometer los mismos errores y lo digo por quienes se hacen llamar alfaristas y no entienden la importancia de la separación de poderes, las libertades elementales y los derechos sociales que Alfaro defendió hasta la muerte hace más de un siglo.

Gahidalgo@flacso.org.ec

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Se utiliza la figura de Alfaro para desempolvar antiguos resentimientos

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