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El interes de EE.UU en América

16/05/2009 22:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El beneficio de EE.UU en colocar bases en America del Sur ¿Cual sera su beneficio?

 

 

 

 

Según cálculos de la ONU, cerca de 1000 millones de personas no tienen acceso a agua potable segura; 2,5 mil millones carecen de sistemas sanitarios adecuados, y más de 5 millones de personas fallecen anualmente a causa de enfermedades relacionadas con el agua, diez veces más de quienes mueren en conflictos armados cada año.

Pero si la lógica del capitalismo neoliberal y la globalización imperialista siguen reinando, en unos años la gente morirá no solo por falta de agua, sino también por las guerras y conflictos violentos que se generarán entre países y bloques de países por el dominio de los recursos acuíferos.

Se ha dicho incluso, con razones evidentes, que las guerras del futuro ya no serán más por el petróleo, sino por el agua.

Observando la crisis del agua que avanza a pasos agigantados, como parte de la degradación general que el actual sistema capitalista le crea al medio ambiente planetario, se alcanza otro punto de vista para comprender la importancia y la urgencia que Estados Unidos le concede a su actual proyecto recolonizador de América Latina y el Caribe.

América Latina y el Caribe, con 12 % del área terrestre total y 6 % de la población mundial, poseen alrededor de 27 % del agua dulce del planeta, aunque, no obstante, casi un tercio de los habitantes de la región carece de acceso al agua potable y una proporción similar no cuenta con servicios de alcantarillado y acueductos.

Para el eminente economista y politólogo Samir Amin, la estrategia de expansión hegemónica de los Estados Unidos ahora se concentra en el petróleo, pero mañana el objetivo será el agua. �Ahora quieren invadir a Iraq, advirtió Samir Amin en el III Foro Social Mundial de Porto Alegre, pero no se sorprendan si después decidieran invadir a la Amazonia.�

Si la predicción del célebre académico resulta demasiado apocalíptica es algo que solo el tiempo dirá, pero desde ya podemos estar seguros de una cosa: si el ALCA, el Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia y los Tratados de Libre Comercio con nuestros países, se consolidaran definitivamente, ello propiciaría la privatización y extranjerización de los más valiosos recursos de América Latina y el Caribe, entre ellos el agua.

Si ese futuro infernal se diera, si los pueblos latinoamericanos y caribeños no pudiéramos detener la avalancha de dominación imperialista que se nos viene encima, acrecentada y violenta como nunca antes, se habrá de ver cómo se vende por todo el mundo nuestra riqueza hídrica, a precios fabulosos, bajo el rótulo de firmas norteamericanas, mientras que en la región la gente se morirá de sed si no tuviera para comprar lo que siempre fue suyo, un don de la tierra y de la vida.

El petróleo ha sido y será tal vez por más tiempo de lo humanamente razonable, el centro del sistema económico mundial y el motor principal de los conflictos entre las grandes potencias y los países pobres y entre las propias potencias mismas.

Quien detente el control de la producción, la circulación y los precios del petróleo tiene en sus manos el mayor poder dentro del sistema imperialista.

Por eso Estados Unidos está en el centro de todas las redes de dominación del oro negro e implicado a sangre y fuego en la lucha por la dominación y control sobre los países productores del combustible desde los albores del pasado siglo.

El Medio Oriente, el Magreb, Irán y diversos países del Asia musulmana concentran ellos solos la mayor parte de las reservas petrolíferas y de gas. Esa ha sido la causa que ha puesto durante muchos años a esa región en el punto de mira de las grandes potencias que buscan espacio en el sistema de dominación planetaria.

Hoy Estados Unidos, basado sobre todo en su poderío militar, que supera con creces a cualquiera de sus competidores imperiales, lleva claramente la ofensiva por apoderarse del petróleo mundial.

Las genocidas invasiones de Afganistán y de Irak, el sostenimiento de Israel y su guerra contra Palestina, la satanización de Sudán, Siria e Irán y la conversión en vasallos a otros países del área, es el espejo en que pudiéramos vernos los latinoamericanos y caribeños.

EXPROPIARSE DE LOS YACIMIENTOS PETROLIFEROS

La vida ha demostrado que el orden mundial que ha creado el capitalismo no posee realmente ningún contrapeso efectivo al criminal poder desatado por Estados Unidos.

La operación colonialista de captación de los recursos energéticos del mundo árabe y musulmán se desarrollaría apenas sin tropiezos si no fuera por la resistencia de los pueblos que tienen que pagar el terrible precio de miles y miles de víctimas por enfrentarse a la dominación del ejército imperial.

También la recolonización de América Latina y el Caribe es un objetivo estratégico para Estados Unidos que cuenta para ello con los exacerbados mecanismos de dominio y superexplotación económica que propone el ALCA y los TLC; con la creciente e intensa militarización regional; y con el omnipresente poder del FMI y del Banco Mundial, agentes del interés imperial sobre la multitud de países entrampados por la deuda externa.

Detrás de cualquiera de esos proyectos de dominación está el afán de apropiarse y controlar en el máximo grado los potenciales energéticos del continente.

En América Latina y el Caribe se localiza el 11 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y se produce cerca del 15 por ciento del crudo que se extrae en el planeta.

Además, América Latina cuenta con cerca del 6 por ciento de las reservas internacionales de gas natural, grandes reservas de carbón mineral --suficientes para unos 288 años de explotación--

y abundantes recursos hidro-energéticos, calculados en más del 20 por ciento del potencial mundial.

Parecería poco si se compara con el Medio Oriente, donde se ubican dos terceras partes de las reservas petroleras mundiales, pero esa es un zona de interés para todos los países industrializados e históricamente conflictiva, mientras el área de América Latina y el Caribe continúa viéndose como el patio trasero de los Estados Unidos y su riqueza energética está mucho más cerca geográficamente y es supuestamente más segura.

Por todo lo anterior, el interés por la energía latinoamericana no puede ser menospreciado, porque las menguadas reservas petroleras de EE.UU. apenas alcanzarían para diez años más, y porque es evidente la intención imperial de controlar al mundo a través de la total monopolización de las fuentes energéticas.

Es obvio que uno de los pilares del �área de libre comercio� promovida por los EE.UU., aunque se oculte en las negociaciones, es el avance sin límite alguno en la privatización y desregulación de los sectores energéticos, y en el desplazamiento total de los Estados nacionales en el manejo de ese sector.

Con el ALCA habría que olvidar cualquier proyecto de cooperación energética regional, que ayude a paliar los agudos problemas socioeconómicos que se relacionan con el encarecimiento del petróleo, como por ejemplo el hecho de que el 30 por ciento de la población carezca de servicios de electricidad.

Si el proceso privatizador, que el ALCA llevará a sus extremos, concentrara al máximo, en manos norteamericanas, el control de la exploración, explotación y distribución de la energía latinoamericana y caribeña, la vulnerabilidad energética se convertiría por sí misma en otro instrumento decisivo para que el imperio asegure la recolonización de toda la región.

Pero así como la administración norteamericana está precipitando la institucionalización del ALCA y la concertación de Tratados bilaterales de Libre Comercio, los pueblos deben apurarse para impedir que los gobiernos eternicen mediante acuerdos y componendas los deseos del verdugo, quien pretende ejecutar una sentencia terrible: la extinción de nuestras naciones y sus humanos sueños de progreso.

 

 

 


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Wilderperu (4 noticias)
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Reportaje
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