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Otra vez, y ya hemos perdido la cuenta, Cristiano Ronaldo se olvida de que es futbolísta y se poner a hacer teatro y espectáculo circense en un campo de fútbol
Jueves. 18 de Noviembre de 2010
Ayer por la noche Portugal y España jugaban, en el Estadio Da Luz de Lisboa, un "amistoso" orientado principalmente a promocionar la candidatura ibérica para organizar el mundial de 2018 o 2022.
Pues bien, de amistoso el partido no iba a tener nada una vez pitó el árbitro el comienzo, los portugueses tenían muchas ganas de mojarle la oreja a España y salieron en tromba a por La Roja. Dos fuertes entradas en los primeros minutos hicieron presagiar la desgracia, Cristiano Ronaldo y Sergio Busquets parecían tener asuntos pendientes y pretendieron arreglarlos a patadón limpio. En general el juego de los lusos se caracterizó por agresivo, rozando lo violento, que se veía alimentado por la alergía que el árbitro, Antony Gautier, tenía a pitar algo.
Una afición paga por ver fútbol y no teatro
Las crónicas detalladas del partido llevan realizadas muchas horas y ahora es el momento de comentar los detalles. Cristiano Ronaldo, al cual a partir de ahora yo llamaré Cristinita rememorando la serie de Antena 3 "La chica de ayer" , ofreció por enésima vez un espectáculo que de fútbol tenía poco. En referencia al juego, Cristinita dejo detalles de velocidad punta y dos regates en el área pequeña que a los chavalitos de 13 años, que juegan en el recreo, dejaron locos. Pero si algo voy a destacar del portugués van a ser sus muecas, sus morritos, sus intentos de bicicletas y toda la cantidad de gestos que realiza en cada partidos. En el minuto 36 el árbitro anula un gol legal de Cristinita, por fuera de juego de Nani, de vaselina a Casillas. El jugador, simulando haber perdido la final de un mundial por ese fuera de juego tira el brazalete de capitán, patelea, grita, pone morros y simula un niño pequeño al que no quieren comprar un Bollycao.
Un capitán de selección debe dar la cara por su equipo, incluso más que el resto, cuando las cosas van mal. Existe toda una legión mediática que pretende encumbrar a este jugador como el mejor del mundo, pero en mi opinión y en la de muchos a Cristiano le queda muchísimo por aprender, empezando por la humildad dentro del campo y el respeto a sus compañeros, a rivales, y a una afición que paga por ver fútbol y no teatro.
Pone morros y simula un niño pequeño al que no quieren comprar un Bollycao