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La Reflexología es una ciencia de auto-ayuda, y por auto-ayuda se entiende el asumir la responsabilidad de aprender a escuchar el cuerpo por uno mismo
La Reflexología es una ciencia de auto-ayuda, y por auto-ayuda se entiende el asumir la responsabilidad de aprender a escuchar el cuerpo por uno mismo, haciendo todo lo posible por cuidarlo. Esta técnica ayuda a equilibrar la mente, el cuerpo y el alma en su conjunto, al brindar al cuerpo físico el contacto que necesita, junto a una alimentación sana y ejercicio adecuado. A la mente estimulación positiva, proporcionándole educación intelectual y, al alma, le ofrece el sentimiento de estar en verdad conectada con la materia, con la tierra y con la humanidad en general.
Estamos rodeados de energías y somos energía en diferentes gradaciones. Se ha probado científicamente que los objetos no son sólidos, sino partículas de energía en movimiento. Todo en el Universo es una manifestación de energía.
El sol y la luna irradian energía que influye sobre innumerables aspectos de la vida en nuestro planeta. Esta energía, conocida desde siempre, ha recibido diferentes nombres: chi, yin/yang, prana, fuerza vital, por mencionar solamente unos cuantos, y rodea todo cuanto existe, produciendo un campo energético llamado aura. El aura de la Tierra es captada en forma de una neblina azul que se observa a su alrededor cuando es fotografiada desde el espacio. Así mismo podemos ver sin mayor esfuerzo el campo de energía alrededor de una bombilla eléctrica cuando está encendida, o el calor que se eleva de una carretera bajo el brillante sol. Existen cámaras para fotografiar el aura y muchas personas pueden percibirla a simple vista. Esta aura cambia continuamente en relación con el ambiente, los pensamientos y los sentimientos.
La Reflexología es una ciencia de auto-ayuda, y por auto-ayuda se entiende el asumir la responsabilidad de aprender a escuchar el cuerpo por uno mismo
Cuando nos permitimos pensamientos negativos de cualquier naturaleza o nos enojamos contra algo o alguien o criticamos a las personas, estamos afectando igualmente de manera negativa nuestra vida, ya que esos pensamientos reducen nuestra capacidad energética, debilitándonos sensiblemente y deprimiendo el ambiente en que nos encontramos. Por el contrario, si nuestros pensamientos son alegres y nuestros enfoques positivos, nos sentimos cargados de bienestar y gozo, afectando benéficamente cuanto nos rodea.
Las enfermedades comienzan cuando una parte del cuerpo se desequilibra, y nuestra actitud y consciencia frente a la vida tiene una influencia determinante en ello puesto que la mayoría de las veces la desarmonía se origina en nuestra mente o en nuestro cuerpo emocional. De ahí la importancia de prestar atención a la naturaleza de nuestros pensamientos e intereses intelectuales y a nuestros sentimientos; a lo que comemos (calidad y cantidad); a ejercitarnos con propiedad y a trabajar y descansar o divertirnos de manera proporcional. Es el establecimiento y la conservación de este equilibrio en nuestras vidas lo que nos mantendrá sanos y llenos de energía, disfrutando de un placentero sentimiento de bienestar total.
El aura o campo electromagnético del ser humano que ya mencionamos, consta de siete niveles o cuerpos de energía; el primero corresponde al cuerpo físico; el segundo al emocional; el tercero al mental, etc. Y cada uno de ellos tiene una tasa vibratoria diferente. Mientras más tosco el vehículo, menos rápida la vibración. Así, tenemos que el más lento es el que corresponde al cuerpo físico (de paso mencionamos que los árboles y las flores poseen vibraciones más rápidas que el ser humano). Cada uno de estos niveles de energía está estrechamente relacionado con los otros y los afecta de una u otra manera, es así como al perderse la sincronía entre algunos de ellos al mismo tiempo, se afecta la salud.