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Si hay un área de la información que interesa particularmente a los ciudadanos en estos tiempos, con permiso de la información sanitaria, es el de la economía.
Cuando nos levantamos y hacemos nuestro particular repaso por la actualidad no pueden faltar las noticias de comercio, ya que una vez superemos la pandemia la economía pasará a copar las preocupaciones de gran parte de nosotros.
Europa en la disyuntiva "Lo que no te mata te hace más fuerte" . La Unión Europea no gana para disgustos estos últimos años, si antes de la crisis del 2008 la zona euro parecía más próspera que nunca y se llegó incluso a plantear la incorporación de Turquía a la Unión Europea, cuyo territorio se encuentra encuadrado de forma mayoritaria en Asia, parece ahora al borde de la implosión.
Si el Brexit ya nos permitió verle las costuras al mastodonte europeo, la descoordinación y poca colaboración de la que han hecho gala los estados europeos es preocupante. Con dos de sus estados -España e Italia- a la cabeza de los contagios y muertos -al menos si nos atenemos a las cifras oficiales- la respuesta desde Bruselas no podía ser más desconcertante. Con una población envejecida y fuertes diferencias en productividad y renta per cápita entre el norte y el sur no sabemos si la actual crisis tumbará el proyecto europeo o milagrosamente terminará por fortalecerlo.
De momento el presidente español Pedro Sánchez ya ha urgido a Bruselas a poner en pie una economía de guerra para hacer frente a la actual crisis, y afrontar la reconstrucción de la economía como si de una postguerra se tratase. La Comisión Europea ya ha aparcado toda idea de contención del déficit, vista la imposibilidad de cuadrar las cuentas en un momento en el cual tanto los ingresos tributarios como el resto de la actividad económica están viéndose seriamente resentidos.
América Latina paradaVistas las dramáticas consecuencias de no decretar un confinamiento a tiempo, la mayoría de las cancillerías latinoamericanas han decidido plantar batalla al virus por encima de las cuestiones financieras, no obstante debemos tener presente que un estado de bienestar necesita de una economía robusta detrás.
Cepal, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, ya pronostica un decrecimiento del PIB para la región de entre un 1, 8 y un 4%, más grave aún cuando varios países de la región ya se encontraban en una situación que oscilaba entre mala y extremadamente grave.
En Venezuela sin ir más lejos, el vicepresidente económico, Tareck El Aissami, anunció un plan de choque que incluía rentas a cargo del estado, prohibición de despidos durante el tiempo que dure la crisis y la suspensión del pago de alquileres, así como la reestructuración de las deudas que lo necesiten. Las rentas transferidas por el gobierno dentro del plan "quédate en casa" -que incluiría a unos cuatro millones de venezolanos- es de 450 000 bolívares, lo que según el cambio oficial establecido por el gobierno de Maduro es de unos seis dólares. Para tratar de paliar los efectos negativos Nicolás Maduro pidió un crédito de 5.000 millones de dólares al FMI, petición a la que el organismo internacional no dio curso al no tener claro que reconozcan a Maduro como presidente legítimo.
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Pero nadie se libra en el subcontinente de los efectos del parón económico, ya que países tan diversos como Chile, Argentina o Brasil no logran salvaguardar sus finanzas de los efectos del virus. Argentina ya ha sufrido una merma en la calificación de su deuda y Brasil se encuentra al borde de la recesión, algo de lo que, por otra parte, pocas economías no ya de América Latina sino del mundo, se podrán librar.
China comienza a calentar motoresAunque ni la fábrica del mundo va a ser capaz de salir indemne del actual trance, parece que a partir de lograr contener la expansión del virus empieza de nuevo a poner en marcha sus industrias. Sus diversos índices han perdido en su conjunto bastante menos que las bolsas de otros países afectados y ya está lista para aplicar un plan de estímulo de casi 350 000 millones de dólares, que incluyen desde inversión pública o rebajas fiscales, medidas cuyo éxito está supeditado en cualquier caso a que la demanda externa se recupere.