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Joan Barreda entró en la historia del Dakar, al menos para los españoles, al igualar la mítica marca de las 27 victorias de etapa del no menos legendario Jordi Arcarons. El valenciano se resarció de la mala jornada del jueves y, de nuevo sin abrir pista, sacó lo mejor de sí.
Fue una jornada que se disputó con menos kilómetros de lo inicialmente previsto. El enfado con el que llegaron casi todos los pilotos al vivac de Al Qaisumah tras la quinta etapa del Dakar obligó al director de la prueba, el francés David Castera, a recortar la jornada de este viernes.
De los más de 450 kilómetros previstos inicialmente se hicieron casi 100 menos y se retrasó la salida algo más de una hora para dar tiempo a los competidores con más problemas del día anterior, algunos que prácticamente acababan de llegar a la meta de la etapa 5.
En estas condiciones, Barreda sacó lo mejor de sí para pelear primero con el estadounidense Ricky Brabec y después con el resuelto Ross Branch, que le llevó al límite. En la recta final de la etapa, sobre dunas, Brabec perdió el rumbo y se dejó 3 minutos y medio, autodescartándose para la victoria, mientras que su compatriota apretó los dientes para dejar sin gloria a Barreda. Sólo 13 segundos les separaron, con el 'rookie' Daniel Sanders completando un podio de la etapa formado por tres motos distintas: Honda, Yamaha y KTM.
Carlos Sainz, muy enfadado con Castera, está cuajando una etapa en modo ataque y, de momento, va líder de la jornada. Comenzo el día con 48 minutos de retraso con respecto a Stéphane Peterhansel, su compañero en el X-Raid, por lo que no le queda margen para volver a fallar. La labor de su copiloto Lucas Cruz, mucho más en entredicho (de manera injusta) que nunca, está siendo clave.