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El primer ministro polaco, Donald Tusk, próximo presidente del Consejo Europeo, presentó como estaba previsto su dimisión este martes por la tarde al jefe de Estado, Bronislaw Komorowski, informaron los medios de comunicación.
"Sí, entregué los papeles", dijo brevemente Tusk tras el encuentro con el presidente, quien debe aceptar su dimisión y la de su gobierno el jueves.
La presidenta de la cámara baja del Parlamento, Ewa Kopacz, se convertirá en jefa de gobierno.
La elección de Tusk para suceder a Herman Van Rompuy al frente de la presidencia de la UE representa un importante éxito para Polonia, donde su partido, Plataforma Cívica (PO, centro derecha), mejora su imagen entre la opinión pública, por delante del principal partido de la oposición, PiS (conservador).
Komorowski tiene dos semanas para designar al sucesor de Tusk, como muy tarde el 25 de septiembre, si bien podría hacerlo antes de su gira por Holanda y Estados Unidos a partir del 20 septiembre.
La coalición gobernante, alianza del partido del primer ministro dimisionario y del partido campesino PSL ya presentó como candidata a su sucesión a Kopacz, quien cuenta con el apoyo del jefe de Estado para garantizar la "estabilidad" en el poder. El Parlamento deber aprobar previamente su nombramiento.
La única incógnita es la composición del nuevo ejecutivo. Según el ministro de Agricultura, Marek Sawicki (PSL), la remodelación podría ser "bastante importante", aunque, para los medios de comunicación, los ministerios clave de Defensa, Economía y Relaciones Exteriores mantendrán a sus actuales titulares.
Una de las pocas salidas confirmadas será la de la viceprimera ministra y ministra de Infraestructuras y Desarrollo, Elzbieta Bienkowska, quien acompañará a Tusk a Bruselas como nueva comisaria europea.
El próximo presidente del Consejo Europeo se ganó su buena imagen durante los años de la crisis económica en 2007 y 2008, cuando Polonia era el único país de la Unión Europea con crecimiento ininterrumpido.
Asimismo, el político liberal mantuvo excelentes relaciones con la vecina Alemania tras una congelación de las relaciones bilaterales durante el gobierno del PiS, si bien los críticos de Tusk le reprochan su renuncia a varios proyectos de reforma, como la reducción del tren de vida del Estado.