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Una revista crítica a los anales del Papado, a partir del texto de Ralph Woodrow
La historia de la humanidad tiene, a pesar de la facilidad de la información con la que se cuenta, muchos misterios que no son de sencilla circulación. Hace algunos meses tuve acceso a la biblioteca personal de un amigo. Entre los diferentes textos que allí se guardaban, hubo uno que atrajo mi atención por su contenido polémico pero fundado en variada bibliografía. Su título es Babilonia, misterio religioso. Antiguo y moderno de Ralph Woodrow. La advertencia del caso consiste en que a pesar del contenido marcadamente contestatario al sistema católico romano como institución, el libro no ha cambiado un ápice mi actitud frente a la fe que profeso. Creo firmemente que la iglesia de Cristo es un ente inmaculado, pero que a su vez, recoge a quienes no gozan de esa misma calidad, ya que el pecado es inherente al ser humano muy a pesar de cualquier autoridad que ostente y no lo juzgo. Fuera de aquello, mi vocación por develar los tabúes históricos me inclinan hoy a consignar algunos párrafos a razón de lo que Woodrow ha denominado Inmoralidad papal, tomando únicamente, el periodo del Papa Sergio II y su inmediata sucesión. El texto reza así:
El papa Sergio II, que reinó del 904 al 911, obtuvo la oficina papal por medio del asesinato. Los anales de la Iglesia de Roma hablan sobre su vida en pecado con Marozia, una conocida prostituta de esa época, quien le engendró varios hijos ilegítimos.
Refiriéndose a otra, dice: “Esa mujer – Teodora de nombre -, junto con Marozia, la prostituta del papa, llenaron la silla papal con sus hijos bastardos y convirtieron su palacio en un laberinto de ladrones. Y así, comenzando con el reino del papa Sergio, vino el periodo (904-963), conocido como “el reinado papal de los fornicarios”.
Teodora hizo papa a Juan X (914-928). Este había sido enviado a Ravena como arzobispo, pero para satisfacer sus deseos carnales, lo hizo volver a Roma y lo hizo nombra papa. Su reinado tuvo un fin súbito, cuando Marozia lo asesinó.
Marozia quería deshacese de Juan X para, de esta manera, poder llevar a León IV (928-929), al oficio papal. Su reinado fue muy breve, pues éste también fue asesinado por Marozia cuando ésta se enteró de que había entregado su cuerpo a una mujer más descarada que ella.
Mi vocación por develar los tabúes históricos me inclinan hoy a consignar algunos párrafos
Poco después llevó a su propio hijo ilegítimo (de Sergio III) al trono papal. El muchacho era apenas un adolescente. Tomó el nombre de Juan XI.
Pero, durante un altercado con los enemigos de su madre fue azotado y puesto en prisión en donde lo envenenaron y murió.
En el año 955 el nieto de la prostituta – después de varios encuentros sangrientos – pudo tomar posesión del trono pontificio bajo el nombre de Juan XII. Llegó a ser tan corrompido que los cardenales se vieron obligados a hacer cargos contra de él. Este rehusó a presentarse para contestar las acusaciones y en vez de esto, los amenazó con excomulgarlos a todos. Aún así le hallaron culpable de varios crímenes y pecados, incluyendo los siguientes: hizo prender fuego a varios edificios, bebió brindis dedicado al demonio, jugó a los dados e invocó la ayuda de los demonios, obtuvo dinero por medios injustos y fue enormemente inmoral. Tan viles fueron sus acciones, que incluso el notable obispo católico de Cremorne, Luitprand, dijo de él: “ninguna mujer honesta se atrevía a salir en público, porque el papa Juan no tenía respeto a mujeres solteras, casadas o viudas, puesto que él faltaba el respeto aun a las tumbas de los santos apóstoles, Pedro y Pablo”.
Levantó la ira del pueblo al convertir el Palacio Laterano en “una casa de prostitución pública”.
CHINIQUY, Charles. El sacerdote, la mujer y el confesional. p. 138.
COTTERILL, H. Italia medieval. p. 331.
HALLEY, Henry. Manueal bíblico de Halley. p. 774.
CHINIQUY. p. 138.
WILDER, John. El otro lado de Roma. P. 114.
MIGNE. Jacques. Patrologine latinae. Vol. 136. p. 900.
Vol 2, p. 246.
COTTERILL. p. 331, 336.