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En este artículo pongo en evidencia la nula labor de campo que llevan a cabo las concejalías que dirige Don Antonio Cabrera, responsable de Patrimonio, Cultura, Medio Ambiente y Consumo Responsable
Los barrancos, las fuentes, los nacientes naturales y las galerías excavadas en la roca, forman parte tanto del patrimonio cultural como etnográfico y medioambiental de nuestras islas. Son tan canarios y valiosos como cualquier queso de cabra, gofio, chácara o banot. Su descuido y abandono suponen un aberrante atentado tanto a nuestro pasado, como a nuestro futuro.
El problema para la conservación y mantenimiento de estos lugares únicos e irrepetibles radica en los políticos que deberían gestionarlos; pero al no ser tema de celebración periódica que conlleve foto en los periódicos, esta parte de nuestra historia queda difuminada como si de un sueño se tratara.
Cultura, Antropología, Patrimonio, Naturaleza; son aspectos que se ven afectados no por la falta de recursos, sino por la falta de interés político. Siempre será mucho más rentable invertir en manifestaciones folclóricas, donde la inauguración y/o clausura den una oportunidad a los reporteros gráficos; igual que también es rentable políticamente montar “carpas del conocimiento” donde se intenta representar nuestras riquezas naturales, de una forma tan burda y reducida, que se puede terminar creyendo que de la vegetación halófila pasamos al monteverde, sin necesidad de transitar por zonas de vegetación intermedia como la termófila, por poner un ejemplo. Pero “detallitos” educativos y de conocimiento general aparte, el montaje de la carpa ofrece al político, entre charlas y conferencias, alguna que otra oportunidad de salir en la foto.
Cultura, Antropología, Patrimonio, Naturaleza; son aspectos que se ven afectados no por la falta de recursos, sino por la falta de interés político
Lo que no lleva foto es la limpieza de un vertedero ilegal, producto de la desidia político-administrativa. Lo que tampoco la merece, es la imagen de los operarios retirando carteles informativos destrozados por el vandalismo, actos evitables en algunos casos con la aplicación de la lógica y un mínimo estudio técnico.
Esto último sucede con La Fuente del Lugar, cuyo único panel informativo fue ubicado en el lugar menos apropiado, pues hasta el lugar confluyen dos senderos, uno llano y restaurado que es llamado Calle de la Fuente (foto superior) y otro que desciende desde Tagoro y que se encuentra en lamentable estado, significando un riesgo para el visitante que se aventure a bajar o subir por él, ya que no hay advertencia de peligro alguna. Este camino está incluido en la red de senderos municipales que se distribuye entre el turismo que nos visita.
En definitiva, no es que critique lo que considero parte de la labor de un político, cual es salir en la foto; pero aparte de ello, sería de agradecer que también saliera de su despacho de vez en cuando, o se diera una vuelta durante su tiempo libre por todos esos lugares tan lejanos del proyectado puerto industrial y que también forman parte de nuestro patrimonio natural, y más.
El problema para la conservación y mantenimiento de estos lugares únicos e irrepetibles radica en los políticos que deberían gestionarlos