La correcta gestión de nuestro tiempo es un elemento fundamental en el camino al éxito. Lamentablemente, con el desarrollo agigantado de la tecnología, cada vez es más difícil enfocarnos eficientemente en las tareas que tenemos planteadas, a razón de que todos los días surgen nuevas diversas maneras de entretenernos. Es un desafío hacer de la tecnología una herramienta para nuestro desarrollo personal y a su vez que no se convierta en un elemento altamente distractivo. El cerebro humano, condicionado por la sociedad actual parece estar cada vez mas dispuesto a “dejarse llevar” por los distintos aparatos electrónicos de nuestros días. La concentración y la disciplina no parecen ser tan importantes, y sin lugar a dudas, una mente así solo puede conllevar a una pérdida de sus habilidades cognitivas, por lo que con el tiempo la capacidad para cumplir objetivos cede ante el inminente peso del aletargamiento y la pereza mental.

El uso de un método para llevar a cabo cualquier objetivo es fundamental si queremos dejar de procrastinar. Una mezcla del poder infinito de la imaginación humana junto el acero de la disciplina nos conducen indudablemente a cumplir con nuestros sueños. Sabiendo además que cada sueño es el escalón final de la escalinata formada por pequeños objetivos logrados en nuestro día a día. Podemos canalizar la consumación de cada unos de estos objetivos en lo siguientes pasos:

1 – Imaginación consciente: una persona normal tiene al rededor de 60.000 pensamientos por día, la mayoría de estos suelen ser iguales a los del día anterior, un terrible desperdicio de nuestras capacidades humanas. El primer paso consiste en usar nuestra imaginación para situarnos en el lugar y con las condiciones que deseamos. Es importante además que utilicemos esta poderosa herramienta a diario; nuestros pensamientos acerca de nuestros objetivos no deben ser hechos aislados sino que deben hacer mella en nuestra mente, de este modo, este pensamiento pasará a ser parte importante de nuestra psiquis, detonando los poderes que nos llevarán luego a el cumplimiento de nuestros deseos.

Es aquí cuando comenzamos a entender la importancia sobre cada pensamiento que dejamos transcurrir ante nosotros. Como dijo Winston Churchill: “el precio de la grandeza es la responsabilidad sobre cada uno de nuestro pensamientos”. Así que debemos imaginar gráficamente en donde queremos estar. Visualizarnos como si ya hubiésemos cumplido lo que queremos cumplir.

"Tan importante es la meta como lo son todos los pasos dados para alcanzarla, cada paso es una victoria en sí mismo"

2 - Presión positiva: en este punto es importante saber que no sirve de nada saber hacia donde queremos movernos si no nos encaminamos a este lugar. Es entonces de suma importancia que nos sometamos a nosotros mismos a estímulos que nos hagan salir de nuestra zona de confort. Decidir por ejemplo que nos levantaremos mas temprano o que pasaremos menos tiempo frente a la televisión puede sonar abrumador, pero a fin de cuentas, las personas exitosas son aquellas que hacen las cosas que al resto de personas no les gusta hacer. Puede ser un buen incentivo comentar nuestros objetivos con los mas allegados, de esta manera tendremos la mirada del otro para recordarnos hacia donde hemos decidido dirigirnos, ya que a nadie le gusta quedar mal ante los demás, lo mas probable es que trabajemos con mas ahínco en lograr lo que nos planteamos.

3 – Ponerlo por escrito: bautizar uno de nuestros cuadernos como “cuaderno de objetivos” no nos debe sonar a locura. Además en este cuaderno deberíamos escribir explícitamente que queremos, y cuales van a ser nuestros hábitos diarios para lograrlos, recuerde que la consecución de un sueño viene determinada por el trabajo continuo. Fijar un plazo es el punto mas importante aquí; un objetivo no lo es si no tenemos claro cuando lo queremos. Es por ello que de entrada sería prudente fijarnos plazos no demasiado cortos y colocarnos metas discretas para así ir entrenando nuestro poder para cuando nos planteemos cuestiones mas grandes.

4 – los famosos 21 días: Es bastante conocido que para que una actividad se convierta en hábito debe practicarse por 21 días, este es el periodo que le toma a nuestro cerebro construir un nuevo puente neuronal por donde reciba la información de nuestro exterior. Cuando no podemos canalizar lo que queremos en un hábito es precisamente por esto; el puente neuronal no esta lo suficientemente fuerte y de pronto regresamos a viejas maneras. Por lo tanto; antes de abandonar; mantengámonos firmes durante este intervalo de tiempo que puede parecer una eternidad, luego ya todo será mas sencillo.

5 – Disfrute: el paso más olvidado pero no el menos importante. Nos pasa a menudo que nos enfrascamos tanto en lo que queremos que olvidamos por completo disfrutar del camino. El sentido el humor juega un papel crucial aquí; cuando vengan los tiempos difíciles y nos toque de repente volver a comenzar, debemos tomarlo con calma, analizar nuestras flaquezas y aciertos en nuestro cuaderno de objetivos y luego entender que estamos aprendiendo a transformarnos, lo cual no es fácil como consecuencia de la profunda programación que llevamos en nuestras espaldas de esta sociedad. Sería de gran ayuda si dedica un par de minutos todos los días a dibujar una sonrisa frente al espejo aunque le cueste, y recordar que tan importante es la meta como lo son todos los pasos dados para alcanzarla, cada paso es una victoria en sí mismo.

“El precio de la grandeza es la responsabilidad sobre cada uno de nuestro pensamientos”. Winston Churchill